✟|Prólogo|✟

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El olor a plumas y carne quemada era abundante en el aire, pero no es nada comparado a la fragancia del sagrado icor dorado que mancha el suelo del Anillo del Orgullo.

Lucifer sonríe mientras camina por el lugar de caída, mirando los montones de restos celestiales en su camino, los cuales manchaban sus botas con cada paso que daba. Observaba cada punta del sitio, buscando al recién llegado.

No le tomó mucho tiempo hacerlo, y cuando lo hizo, su sonrisa se volvió más depredadora.

Ya que inconsciente arriba de plumas, alas y icor, estaba el arcángel Michael. El guardián del Cielo, el hijo mayor y más obediente de Dios, el mismísimo hermano mayor de Lucifer, estaba en el suelo igual que cualquier pecador ordinario que llegara al Infierno. Al acercarse más, Lucifer solo se pudo echar a reír ante lo que vio.

La ironía, la deliciosa ironía. El más santurrón de sus hermanos y aquel que lo había desterrado del Cielo hace años tambien corrió el mismo destino que el, terminando ambos en el gran abismo oscuro al que lo condenaron. Al parecer, Michael no era perfecto como afirmaba, ya que el término también aquí para pudrirse.

Se agachó al lado del angel caído, que aún seguía inconsciente, acariciando su cabello rubio con burla, notando como las alas blanca se empezaban a teñir de oscuro gris.

- Miren quién terminó aquí conmigo. Si no es nada menos que Michael el perfecto, aunque ya no debes serlo si estas aquí -Se mofó Lucifer sonriendo maliciosamente- ¿Te dolió mucho caer de tu pedestal, idiota? Debió ser una caída larga gracias a todo el ego que tienes.

No recibió respuesta ya que el mayor permaneció inconsciente. Extraño, ya que ángeles caídos no se desmayan al caer, ni siquiera los más débiles.

- Oye... ¿Sigues vivo o te moriste en el camino? -Empezó a picotearle la cara con una rama.

Al no obtener reacción, Lucifer solo lo empezó a sacudir para que despertara de la inconsciencia, insultando al más anciano.

- ¡Despiértate de una vez!¡Quiero que admires tu nuevo hogar antes de que sufras para toda la eternidad, hijo de perra! -Apoyó su mano derecha en el pecho de Michael para usar su poder sobre el, pero se detuvo al sentir algo.

O más bien, la falta de algo.

Pasando su mano por el torso de su hermano, buscó aquella chispa que todos los arcángeles tenían, pero no había rastros de ella. Solo un vacío hueco y simple, idéntico al de un...

- ... humano... -Susurraba el Rey del Infierno, conectando los puntos.

Al terminar de hacerlo, Lucifer soltó una carcajada enloquecida.

¡Por supuesto!¿Como pudo olvidarlo? El Infierno toma tus peores miedos y crímenes y los vuelve tu identidad en su interior ¿Y que era más apropiado para un ser celestial, uno arrogante y orgulloso de su poder, que despojarlo de aquello que lo caracteriza y darle el mismo nivel que el mismo polvillo de la Tierra?.

Esto solo puede ser obra de Dios. Era tan bueno en los castigos irónicos que podria tener una maestría en ellos sin problemas.

Padre debe haber estado muy enojado con Michael para volverlo tan débil y abandonarlo así. Ya que ni siquiera es nivel pecador, sino algo inferior a eso. Algo que seria destrozado por perros infernales en la minima oportunidad.

Además, curiosamente, volviéndolo mucho más débil que el mismísimo Lucifer. Es casi como si quisiera que este encuentro fuera posible en tales circunstancias.

Lucifer solo pudo negar con la cabeza ante esto. Su Padre aún parecía verlo como un niño si pensaba que el no se podría enfrentar a Michael sin ayuda, al punto de quitarle al mayor todo su poder para "equilibrar" la balanza.

Equilibrar la balanza

Al pensar en eso, una sonrisa malvada se asomó por los labios de Lucifer, las ideas formándose en su mente. Vio al arcángel en el suelo y pasó sus garras por el cuello, sacándole un pequeño hilo de sangre.

Ya que Michael se va a quedar aquí a partir de ahora... no estará mal hacer que pague por asuntos pendientes del pasado. Hay tantas deudas que tiene con Lucifer... que le tomara un tiempo pagarlas todas.

Y por supuesto, el Rey le ofrecerá un buen lugar para quedarse. Solo tiene que seguir unas condiciones para que todo sea más fácil para el.

Y si no obedece a la primera... tendrá que ser enderezado por la fuerza.

Chasqueando los dedos, teletrasporta a Michael a su mansión, rumbo a su nueva habitación. Estaba a punto de irse también allí, hasta que un ruido llama su atención. Se dirige allí y sus ojos se abren ante lo que está viendo, antes de volver a reír.

¡Que bien, premio triple!.

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⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

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