Lo que dicta mi Corazón

A veces, en las noches más silenciosas, pienso en todas las palabras que nunca llegué a decirte. No porque no quisiera, sino porque el momento siempre parecía escaparse entre mis dedos, como arena en la playa. Hay cosas que uno guarda en el corazón, esperando la ocasión perfecta, que rara vez llega.

Nunca te dije cuánto admiro tu valentía. Siempre has enfrentado los desafíos con una fuerza y una determinación que me dejan sin palabras. En esos momentos, cuando te veía superar obstáculos, deseaba poder tener la mitad de tu coraje.

Tampoco te dije lo mucho que significaban para mí nuestras pequeñas conversaciones. Esos instantes de risa compartida y de confidencias susurradas eran mi refugio. Eran los momentos en los que el mundo parecía detenerse, y solo existíamos tú y yo, en nuestra burbuja de complicidad.

Y hay algo más que nunca te dije: gracias. Gracias por estar ahí, por ser mi apoyo, por aceptar mis defectos y celebrar mis virtudes. Gracias por cada sonrisa, cada abrazo, cada palabra de aliento. No hay suficientes formas de expresar lo agradecido que estoy por tenerte en mi vida.

Finalmente, nunca te dije que te quiero, no solo con palabras, sino con todo mi ser. Es un amor profundo y sincero, un amor que trasciende el tiempo y la distancia. Es el tipo de amor que no necesita ser proclamado en voz alta porque vive en cada uno de mis actos y pensamientos.