Sobreexpuesto

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CAPÍTULO XIII

Era una tranquila mañana en el DPA y Lauren se encontraba concentrada escribiendo un papeleo que tenía pendiente. Su compañera Kym pasó detrás de ella con una pila de hojas sobre su antebrazo bebiendo una taza de café, curiosa por lo que su pelirroja amiga estaba escribiendo; trató de no darle mucha importancia y siguió de largo, pero a los pocos segundos volvió a asomarse para espiar. Al ver que Lauren estaba tan centrada en su trabajo que no había notado su presencia, Kym se acercó a su oído para espabilarla.

— ¿Lauren? —preguntó, con una curiosa sonrisa.

— ¡Aaahh! —exaltada, volteó rápidamente para ver quién era—. Kym, ¿Puedes dejar de asustarme así? —dijo, golpeando su puño contra la mesa—. Juro que un día te apuñalare por accidente si sigues haciendo eso.

— Mi querida Lauren —comenzó a decir Kym, sarcástica—, tus bellos ojos dorados parecen pensativ...

— ¡Basta! —la interrumpió ella, irritada.

— ¿Qué hiciste anoche en lugar de dormir?

— ¿Qué?

— Luces como un muerto desenterrado con peluca.

Lauren la miró, disgustada, al crear una representación de lo que acababa de decir.

— Como siempre. En serio, ¿en qué te metiste? —continuaba insistiendo.

— Solo tenía muchas cosas en la cabeza. No te preocupes, Kym. ¡Lo juro! —respondió, sonriendo.

De repente, se les unió su amigo Will, al parecer, él también se encontraba bastante cansado, se le notaba por tener su mano cubriendo sus ojerozos ojos mientras se acercaba a ellas.

— Ugh —se quejó .

— ¿¡Tú también!? ¿Qué te pasó, William? —preguntó Kym, asombrada—. ¿Es que los dos decidieron hacer un viaje astral al infierno sin mí? ¿Por qué siento como si me estuviera perdiendo de algo? —siguió cuestionando volviendo de Lauren a Will repetidamente.

— Yo también tenía cosas en la cabeza —se justificó el rubio, aún con su mano cubriendo sus ojos.

— Qué exagerados —les respondió Kym. Como si no fuera la gran cosa, se alejó de ellos tomando un sorbo de su café.

Rápidamente Lauren volvió a lo suyo y siguió escribiendo, pensando en lo que estaba a punto de suceder.

— Capitán Hermann, es para usted, señor —dijo un encargado del correo, ofreciéndole una carta al capitán.

Este último la recibió y se dirigió a su despacho para leerla, pero a los pocos segundos volvió a salir, exaltado.

— ¡Espera! —gritó, llamando la atención del que se la había dado, que aún no se iba de la habitación.

Al oír esto, Lauren se extrañó, incluso se preocupó un poco por la reacción del capitán.

— ¿Quién te dió este sobre?

— No lo sé, capitán. Lo encontré en mi buzón esta mañana.

Hermann frunció el ceño, sospechando del contenido de la carta. A continuación, subió las escaleras para entregarle el sobre al jefe de la unidad de investigación. Después de una horas, el capitán Hermann y el detective aparecieron.

— ¿Quién es el responsable? —preguntó gritando hacia todos los oficiales presentes, alzando el sobre.

Todos permanecieron en silencio, mirándose los unos a los otros y otros cuantos confundidos.

— ¡No estoy de humor para bromas! ¿Quién envió esto? —preguntó una vez más, cada vez más enfadado—. Tiene que ser alguien de la oficina; nadie más tiene acceso al buzón del archivero. Les pregunté a los de la unidad de investigación, y no es de ellos.

— Bueno, tampoco parece ser de ninguno de nosotros —confesó Kym—. Quizá sea de alguien del turno de anoche. Por cierto, ¿qué es?

— Es un expediente. Sobre Gregory McTrevor —respondió el detective.

— ¿No es el comerciante que quiere atrapar la unidad de investigación? —cuestionó Lukas.

— Sí, exactamente —volvió a responder, indiferente—. Y al parecer, este archivo es la pieza que necesitamos para encerrarlo de una vez.

Todos quedaron asombrados, no podían creer que de un día para otro haya aparecido mágicamente la respuesta que tanto estaban intentando encontrar.

— ¿¡Qué!? —exclamó Lauren.

— Mis muchachos pasaron meses buscando información incriminadora, pero no tuvieron suerte —explicó el jefe de investigación—. Si la evidencia que hay aquí dentro resulta ser cierta, fue un trabajo estupendo.

— ¿No hay ningún indicio en el expediente? —preguntó, seria—. ¿Alguna firma, algo escrito a mano?

— Nada. Todo está escrito a máquina, incluso la carta explicativa —comentó el capitán—. Quiero que nuestros mejores especialistas analicen este expediente, y que verifiquen cada dato —ordenó a los detectives—. Aunque parezca convincente, no confío en esto.

— ¿Qué dice la carta? —preguntó nuevamente Kym.

El capitán procedió a sacar la carta del sobre y comenzó a leerla en voz alta.

— "¡Buenos días, oficiales! En esta carpeta, encontrarán todo lo que necesitan para encarcelar por fin a Gregory McTrevor".

Lauren ponía atención a cada palabra que oía proveniente de esa peculiar carta, y es que, todo estaba saliendo de acuerdo al plan. Efectivamente, fue ella quien había escrito esa carpeta la noche anterior con ayuda de Kieran. Fue por eso que estaba tan concentrada en su trabajo hace unas horas, en realidad, no sabía si iba a salir bien su primera misión a lado del intimidante Jacinto Púrpura.

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⏰ Última actualización: Jul 11 ⏰

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