No es amigable

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Ahora te despiertas
Y preparas su café
Desde que me he enterado
Yo no puedo ni comer
Cariño, no soporto estar sin ti
Pero parece que tú sí

Las semanas pasaban con cierta tranquilidad, nada fuera de lo normal, solo que el azabache de gorro había decidido ir a visitar a su madre aprovechando que recién había salido de vacaciones, sabía que su madre estaría feliz de verle, pero su padre no

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Las semanas pasaban con cierta tranquilidad, nada fuera de lo normal, solo que el azabache de gorro había decidido ir a visitar a su madre aprovechando que recién había salido de vacaciones, sabía que su madre estaría feliz de verle, pero su padre no. ¿Qué más daba? Quackity no podía hacer nada para que su padre dejara de odiarlo. De todos modos ya se había acostumbrado a los comentarios homofóbicos y miras de odio y desprecio que le dedicaba su padre.

Quackity tenía planeado pasar un par de días con su madre, no soportaría estar ahí una semana entera, con trabajo aguantaba estar 3 días ahí adentro escuchando los insultos de su padre; después podría irse y continuar con su vida sin tener que lidiar con su padre.

Hace unos cuantos minutos que Quackity había empezado a conducir hacia la ubicación de la casa de sus progenitores. No quedaba tan lejos de su casa pero estaba a una distancia considerable para que pidiera vivir en paz sin tener que ver la cara de Santiago a menudo.

Los minutos pasaban, y Quackity seguía conduciendo mientras los nervios dentro de el crecían, hacía ya más de 2 años que no iba a visitar a su amada madre y de cierto modo tenía miedo, miedo de que su madre estuviera enojada con el por ello. El resto del camino el azabache se la pasó pensado si era buena idea o no visitar a su familia y como conclusión tuvo que debía hacerlo, claro que debía, le debía mucho a su madre y debía visitarla, aparte que ya le había dicho que iría a verla, no podía retractarse.
Estacionó el auto afuera de la casa de sus padres, se mantuvo unos minutos dentro del vehículo sin moverse, tranquilizandose a si mismo.

Finalmente dio un suspiro antes de salir del auto, no tenía caso quedarse adentro si al final de cuentas tendría que salir.

Caminó por el pequeño jardín con flores en dirección a la puerta de esa vieja casa.

— Yo puedo — susurró dándose ánimos, claro que podía, visitar a sus padres no se comparaba con lo mucho que había sufrido por el amor de Luzu.

Tocó la puerta sintiendo su corazón acelerarse, y esperó.

Pasaron 5 segundos, nada.
Pasaron otros 5 segundos, no hubo respuesta.

10, 15, 20, 25, 30 segundos más sin tener respuesta.
¿Y si su madre no lo quería ver?
¿Habrá hecho algo mal?
¿Estará enojada?
¿Se habrá olvidado? Esa era la mejor opción, ojalá se haya olvidado, Quackity no soportaría otra de las opciones.

— ¿Hijo?— escuchó Quackity frente a el, no sabía en qué momento había cerrado los ojos— dios, no te quedes ahí, entra, vamos, te estuve esperando— la dulce voz de su madre, la había extrañado mucho.

— Mamá— se acercó para darle un abrazo a sus madre, su cálido cuerpo, su olor, lo había extrañado demasiado, había extrañado ese abrazo que demostraba lo mucho que su madre lo quería— ¿Cómo estás? Lamento no haber venido a verte antes, ya sabes, algunas cosas— dijo después de separarse del abrazo.

°•◍¿Una promesa?◍•° [LUCKITY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora