Primera Sesión.

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Esto tiene que ser una pésima broma.

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Wednesday Addams tenía una vida que podría considerarse tranquila, o como solían llamarle sus colegas, apagada.

Llevaba casi diez años con una exitosa carrera de derecho que le había dado muchas oportunidades financieras de crecimiento, evitando que sus padres invirtieran en ella nada más que lo que le costó terminar la carrera. 

Ella consideraba que el éxito no dependía de la suerte, para lograr algo tenías que trabajarlo desde abajo, incluso si hubiese contado con el capital de sus padres, cuando fundó su firma de abogados, cada contacto que ganó fue debido a su capacidad de racionalizar los problemas.

Muchas personas en el ámbito del derecho solían fracasar porque se confiaban, confiaban en las personas, en los tratos, en los acuerdos y sobre todo, confiaban en las promesas.

"Si no está firmado en un papel que pueda ser legalizado, no sirve", solía decir.

Pero bien dicen que la vida puede dar muchos giros, y el de ella sucedió cuando a un mes de cumplir los treinta tuvo un desvanecimiento en la entrada de su oficina, los mejores doctores recetaron las mejores medicinas y le entregaron el mejor diagnóstico posible.

"Síndrome de Burnout

¡Taquicardia!

Su compañero y colega Eugene llegó al cuarto de la Clínica en unas horas, su maletín de cuero casi sale disparado por el gesto con el que reaccionó al llegar y ver a Wednesday sentada con almohadas en la espalda y sujetando su laptop en las piernas mientras atendía una llamada.

Si, entiendo... —le hizo una seña a Eugene para que se callara— Le diré al licenciado que esos papeles tienen que salir hoy mismo, lo priorizaremos, descuide. Buen día.

La joven cortó la llamada y miró al chico frustrado de brazos cruzados que le hizo una seña para que cerrara su laptop.

No empieces —comenzó Wednesday.

¿No empezar? ¿¡Cómo quieres que no diga nada!? El doctor dice —y se acomodó un poco la corbata— el doctor dice que llevas más de tres meses presentando leves taquicardias ¿por qué me tengo que enterar por otras personas?

Lo dices como si fueras mi padre.

¡Tengo el deber de cuidarte, me hiciste firmar un documento!

Lo sé, pero deberías regañarme menos y ayudarme a ordenar mis citas de hoy y mañana, tuve que reagendar 3 calls y ahora unos documentos tardarán un poco más en estar listos en la oficina. 

Olvídalo.

No voy a olvidar el trabajo.

Wednesday... no puedo.

La morena que estaba por abrir la tapa de su laptop se congeló en el acto, al voltear a ver al chico este tenía una expresión bastante seria, recién en ese momento fue consciente de lo cansado que se veía, las ojeras, el pelo desaliñado, la camisa mal planchada y un pequeño tic que había empezado a aparecer al borde de uno de sus ojos.

Conversaciones en el cuarto rosa 🔞 - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora