Ángel Guardián (Giyuutan, Tanjiro Fem)

Coincidencia

Algunas cosas antes de iniciar, no se me ocurrió una excusa lo suficientemente coherente para que todos los pilares aún estuvieran vivos, así que por lo mientras será por el poder del guion.
También quiero darle especial énfasis a la relación de Giyuu y Sumiko con sus hijos, obviamente sin dejar de lado las interacciones románticas.
Espero lo disfruten.

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Después de tantos años Giyuu y Sumiko por fin se sentían en paz, todo lo que habían sufrido por culpa de los demonios ahora solo eran recuerdos, aún dolían y dejaban en ambos una sensación amarga, sabían que habían corrido con suerte por el simple hecho de aún estar con vida, pero por lo mismo estaban siguiendo adelante. Tenían incluso más de lo que hubieran pensado; tres hermosos hijos y además de otro en camino, un hogar donde todos estaban cómodos y el dinero suficiente para que nunca les faltara que comer o vestir, una vida que muchos consideran perfecta.

Pero había algo que los tenía un poco intranquilos, desde que formalizaron su relación, o incluso un poco antes, ambos sentían una especie de "presencia" cerca de ellos. Ninguno le había prestado demasiada atención a eso, como ambos habían perdido a demasiadas personas importantes lo atribuyeron al trauma que habían sufrido, y cómo se sentían a salvo gracias a esto creían firmemente que se trataba de los espíritus de sus seres queridos, los cuales aún los protegían pese a haber pasado a mejor vida.

En un principio creían que eran los únicos en sentirlo, Sumiko supo que no era así una vez que había salido a pasear con su hija mayor. Tsutako era una niña muy animada y positiva, muchos llegaban a decir que era el vivo reflejo de su madre, tan dulce y amable como la mayor de los Kamado.

— Te ves demasiado animada hoy Tsutako - era demasiado tierno ver como su hija parecía estar jugando mientras caminaban.

— Es porque mi amigo por fin regresó - se detuvo un momento, esperando a que su mamá la alcanzara - No lo había visto en semanas.

— No sabía que ya hiciste amigos, me alegro mucho por ti mi niña - cuando estuvo junto a ella la menor la tomó de la mano para seguir caminando juntas.

— Él me agrada mucho, aunque nunca he visto su rostro - Sumiko quedó algo confundida, pero no le hizo ninguna pregunta y espero a que ella terminara de hablar - Siempre usa una máscara de zorro.

— ¿Máscara de zorro? - lo quería tomar como una coincidencia, pero tampoco estaba tan segura de que fuera solo eso.

— Sí, se parece mucho a las que tienen papá y la tía Nezuko - la conversación sobre ese tema finalizó, ya que Tsutako empezó a hablar de otras cosas. El tema rápidamente fue olvidado por la pequeña, cosa que de cierta forma dejó calmada a su madre pero aun con cierta intriga.

Sabía a qué máscaras se refería, poco después de que Nezuko había participado en la prueba de la selección final decidió visitarla para saber cómo estaba, su hermana le había mostrado la máscara que el señor Urokodaki le había regalado y tiempo después Giyuu también le contó que llegó a tener una similar.

Tal vez se estaba preocupando de más, con solo ver a su pequeña sabía que estaba a salvo; le era fácil darse cuenta cuando alguno de sus hijos estaba enojado, feliz o asustado, ninguno ocultaba sus verdaderos sentimientos y no temían expresarlos tal cual eran. Al final de cuentas solo eran niños y gracias a la paz que habían conseguido, no tenían que preocuparse por cualquier otra cosa.

Cuando llegaron a la finca Tsutako decidió quedarse afuera para jugar un rato mientras que Sumiko entró para poder descansar, se sentía muy cansada debido al embarazo y lo único que quería era dormir unas cuantas horas. Al llegar al dormitorio se sorprendió al ver a Giyuu junto a sus otros dos hijos, Hiroshi y Emiko, los tres descansaban sobre el futón y por lo que podía ver tenían el sueño pesado, hasta ese momento se dio cuenta de que toda la casa estaba en completo silencio a excepción de algunos sonidos que se colaban del exterior; estaba segura de que poco después de irse su esposo decidió tomar una siesta y los menores decidieron acompañarlo.