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El inicio de la apuesta.

La mansión de los JEON se erguía majestuosa en lo alto de la colina, envuelta en la penumbra de la noche. En una de las lujosas habitaciones, JK y Yongi, hermanastros con una rivalidad palpable, estaban reunidos con un grupo de amigos. La conversación fluyó entre risas y chistes, hasta que Yongi desafió a JK con una mirada desafiante.

"Apuesto a que no puedes seducir a TAE", dijo Yongi con una sonrisa sardónica, señalando hacia el joven tímido que acababa de llegar a la ciudad y se encontraba solo en una esquina del salón.

JK, siempre dispuesto a aceptar cualquier desafío, arqueó una ceja con interés. "¿A TAE? Eso será pan comido", respondió con arrogancia, aunque por dentro, la idea de conquistar a alguien tan puro como TAE le intrigaba.

Sin perder tiempo, JK se deslizó elegantemente entre la multitud, atrayendo las miradas con su carisma magnético. TAE, ajeno a la apuesta secreta que se libraba en la habitación, se sobresaltó ligeramente cuando JK se acercó con una sonrisa encantadora.

"Hola, soy JK", dijo con una voz suave y persuasiva, extendiendo la mano hacia TAE.

TAE, sorprendido pero halagado por la atención del apuesto desconocido, devolvió tímidamente el saludo. La conversación comenzó de manera amigable, con JK tejiendo hábilmente historias divertidas y halagos sinceros que capturaron la atención de TAE.

Mientras tanto, Jimin, el mejor amigo de TAE, observaba desde la distancia con una mezcla de preocupación y curiosidad. Conocía la reputación de JK y Yongi, especialmente cuando se trataba de apuestas y juegos de poder. Sus ojos oscuros reflejaban una preocupación silenciosa mientras observaba cómo JK envolvía a TAE en su encanto.

La noche avanzaba y la apuesta estaba en marcha, desatando una cadena de eventos que tendrían consecuencias imprevistas para todos los involucrados.