La pasión de un dominante

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((Esté relato es meramente ficticio aúnque basado en sensaciones reales, es contenido altamente sensible si no disfrutas de él mejor no lo leas. La acción +18 empieza por la última parte así que se paciente.))

Me encontraba en mi casa, eran vacaciones y todavía faltaba tiempo para volver a la universidad, vivía con mis padres todavía pero nunca estaban presentes por sus trabajos, mi nombre es Cris, al ser hijo único me tenía que hacer responsable de la casa y de mi mismo desde hace mucho tiempo.

Salí un momento al jardín a arreglar los rosales y despejar mi mente, era un día normal hasta que, de entre los arbustos vi acercarse de rodillas a una chica jóven y descuidada, era mi vecina Angie de 19 años, una chica linda, delgada, de cabello castaño, solo un año menor que yo, siempre había sido muy tímida y algo descuidada.

-Disculpa ¿puedo saber que haces en mi casa?- pregunté con un tono molesto y algo confundido.

Ella al no haberme visto primero, se asustó tanto que se fue para atrás cayendo en los rosales con espinas, al instante la ayude a salir de los rosales a pesar de haber entrado a mí casa, la escuché entre quejidos decirme.

-Perdón perdón que pena, creeme que no es lo que parece, la verdad estaba jugando a la pelota con mi hermanito el está bastante pequeño, y la volamos por accidente arriba de tu cerca, y pues siempre te ves muy serio y algo enojado así que me dió pena tocar a tu puerta para pedirla.

Al escuchar eso volteo y veo la pelota entre los arbustos, estaba tan metida que no la había visto.

-Como sea mirá lo que hiciste tonta te lastimaste, me van a decir algo a mí tus padres si se enteran, ven aquí rápido.- Jalandola del brazo de manera no muy fuerte pero si autoritario, la meto a la casa para curarla.

-Sientate en el sofá Angie, voy a curarte antes de que alguien te vea.-

Fui por el kit medico de la casa, no era nada realmente grave lo que tenía solo algunos rasguños en los brazos y piernas, empecé a poner alcohol en sus heridas, parecía dolerle pero sinceramente estaba tan molesto que no me fijé, ya perdí mucho tiempo con ella y aparte tengo que cuidarla como si fuera una niña chiquita metiéndose dónde no le llaman. Veo sus marcas en las rodillas y empiezo a ponerle un curita, y veo que otra cortada la tiene más cerca del muslo abajo de la falda.

-Angie tienes otra cortada más arriba, ponte alcohol y el curita tú.

- Si.- Veo como empieza a ponerse alcohol, tirando demasiado encima, comienza a ponerse el curita y no puede ponerlo, se equivoca poniéndolo al revés y se le cae contaminandose.

-¡No! ¡Así no se pone! Ahh presta éso yo te lo pongo.- Intentó quitarle el curita que tenía en la mano y ella empieza a forcejear.

-¡No espera Cris!- Sigue forcejeando.

-¡Angie solo voy a ponerte un curita por qué no sabes hacerlo!-Al forcejear ella intenta pararse y de manera estrepitosa se resbala, al intentar agarrarla se agarra de mi playera cayendo yo también encima de ella, dándonos un cabezazo.

Quedamos en el suelo un momento por el golpe y al recobrar los sentidos ví a Angie a los ojos y estaba totalmente roja, voltee hacía abajo y me percaté de que nuestras piernas se habían entrelazado, quedando mi pierna en medio de su entrepierna y su pierna tocando mi entrepierna, pero al tacto de mi pierna con sus partes pude notar algo distinto, sus bragas estaban húmedas y tenía alguna especie de objeto de plástico. Quité rápido mi pierna y pude notar su cara de vergüenza mientras me decía.

-Perdón en verdad no tenías que saber eso, puedo explicarlo perdona.- Me dijo mientras comenzaba a llorar .

Al escucharla llorar así la levanté y le dije que se calmara, nos sentamos en el sofá y me empezó a contar mientras la abrazaba, que siempre ha sido una chica muy tímida y su contacto social con la gente era casi nulo, por lo tanto al no tener nunca amigos o un novio se la pasó gran parte de su vida en su cuarto, en su pubertad en adelante descubrío cierto contenido para adultos que no debía haber visto a su edad, tratándose en específico del bdsm y la sumisión sexual femenina, volviéndose bastante adicta a ello, al no tener contacto con otros chicos por su timidez y preferencias, empezó a interesarse en los juguetes sexuales que mostraban los videos que veía, comprando ya tres de ellos en poco tiempo por internet.

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