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Empezó a nevar mucho antes de lo previsto

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Empezó a nevar mucho antes de lo previsto. Shoto lo intuía, por eso permitió que sus compañeros continuarán apostando, confiando en que llegaría el día de la nevada.

Desde primera hora, se adivinaba que la temporada iba a ser un poco complicada. Al parecer, o como escuchó en las noticias, no era muy recomendable salir de casa a menos que fuese estrictamente necesario. Por desgracia, tenía que hacerlo: Fuyumi lo había llamado la noche antes para contarle que quería hacer una cena en familia, en la que, obviamente, participaría su progenitor.

En un principio, eso le pareció una mala idea, aunque, cuanto más lo pensaba, más claro tenía que no iba a ser tan malo.

Solamente tendría que soportar unas cuantas horas, ¿verdad?

Shoto vestía un abrigo bastante abrigado, podría decirse que no tanto, además estaba seguro de que si llegaba a casa sin abrigo, su hermana le recriminaría su desinterés por su salud

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Shoto vestía un abrigo bastante abrigado, podría decirse que no tanto, además estaba seguro de que si llegaba a casa sin abrigo, su hermana le recriminaría su desinterés por su salud.

Lo que más le incomodaba eran los guantes, un regalo antiguo de Natsuo, cuya tela le daba una sensación extraña en los dedos. Jamás le dijo nada ni se quejó, ni siquiera cuando su hermano aseguró que le iban a gustar mucho pensando en lo bien "que lo conoce".

Se rió para sus adentros, si se lo vuelve a decir, porque en realidad sus hermanos mayores no lo conocían en absoluto, y menos los gustos de ropa.

Tampoco los culpa ni les guarda rencor y comprende que, dado el poco tiempo que llevan juntos, es comprensible que no conozcan muchos detalles de su vida.

Si bien su padre se había encargado de que no pasara tanto tiempo con ellos, el hecho que más le molestaba era que ahora, años después de ver qué todos sus hijos habían crecido, pretendía enmendar todo lo que hizo en el pasado, algo que, por desgracia, la única que podría perdonarle parecía ser Fuyumi.

Transcurridas unas horas, llegó a su destino.

Hizo una pequeña señal de agradecimiento al taxista antes de pagarle y se dispuso a bajarse del coche, liberando el aire que había estado reteniendo durante todo el viaje y dedicándose a contar mentalmente hasta tres.

SADNESS ──BakuTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora