Capítulo 2

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—Creo que se murió

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—Creo que se murió.

—¿Cómo se va a morir si respira? idiota.. —un golpe y un "Auch" resonaron en la habitación y apenas abrí mis ojos ví a dos personas frente a mi.

Y una de ellas era Sara.

Abrí mi boca y me senté en la cama de golpe para observar que efectivamente me encontraba en la habitación que soñé y todo estaba exactamente igual a como lo soñé. Pero.. ¿Cómo era posible que él sueño continuará?

—¡Eva! —Sara aplaudió feliz para sentarse a mi lado al igual que el otro chico que si mal no olvidaba era el novio. —¿Cómo te encuentras?

—Bien aunque mi cabeza duele un poco. —la ví entregarme un vaso con agua y agradecí por ello, dios mío se sentía como si no hubiese comido nada.

Mi cabeza todavía daba vueltas. ¿Cómo era posible que volviera al sueño? ¿Y cómo todavía conocía a Sara? ¿Cómo es posible que ella siga intacta años después y vaya a la misma escuela que yo?

Eran demasiadas preguntas. Necesitaba hablar con Simón urgentemente.

—¿Y mi hermano? —pregunté mientras tomaba agua.

—¿Hermano? Tu no tienes hermanos. —escupí el agua y comencé a toser.

Me miró extrañada. —Vaya.. si que te pegó fuerte la noche.

—Ayer.. te Vi con Simón.

—¿Simón? ¿Y quién es Simón?

—Tu andabas con él en la escuela.. —susurré intentando comprender como es que de vuelta estaba aquí.

—¿Quien es Simón? —Sara volteó hacia el chico a su lado y lo sujeto de las mejillas.

—Nadie amor, pasa que Eva está un poco pérdida. Yo tampoco sé quién es Simón. —lo tomo de la mano para salir de la habitación, pero antes de cerrar la puerta me miró.

—Estaremos abajo ¿Si?

Asentí sacando las sábanas mojadas y ví como le lanzo una mirada al chico a mi lado el cual me sonrió y se levantó siguiéndola.

Cuando salieron solté un pequeño grito para lanzarme a la cama nuevamente.

¿No tengo un hermano? Aquí no tengo hermano. Osea que ¿en éste mundo si existía la paz? Bueno no voy a admitir que estoy disfrutando este momento pero si.

Nadie comería mis cereales ni nada. Aquí tenía cereales para mí solita.

—Solo yo.. —sonreí para levantarme y cambiar mi ropa.

Me miré al espejo y sonreí satisfecha luego de colocarme el vestido que estaba guardado en el armario. Era amarillo pastel con unas pequeñas florcitas blancas que decoraban todo el vestido. Obviamente me puse zapatillas y me hice una trenza al costado. Okey, ésto en la realidad jamás iba a usarlo pero admitamos que me quedaba bien. De todos modos iba a tener que acostumbrarme a los vestidos ya que eso era lo único que había en ese armario.

Sueños con S de Simón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora