𝑪𝒂𝒑 3: 𝑷𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆, 𝒑𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆, 𝒔𝒕𝒐𝒑.

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No es necesario decir qué fue lo que pasó cuando llegaron a la casa de Shadow, ¿o sí? Bueno pero para los curiosos, aquí va la explicación menos gráfica posible que pueda darse para aquel suceso.

Ambos erizos estaban en la habitación y el azabache se sentó sobre el borde de su cama, mientras que Sonic permanecía de rodillas en el suelo frente a su rival. Todo esto era algo nuevo para el héroe, pero iba siguiendo las órdenes que recibía.

Shadow usó una coartada de mierda y esa fue decir que éste tipo de cosas se hacen cuando hay amor, pero por supuesto, eso no es verdad ni de cerca. Es una manipulación barata y el pobre erizo cayó una vez más en las mentiras del azabache.

Le acarició el rostro, pasando su pulgar por la mejilla de Sonic. Puede ser un monstruo, pero requería que su rival no estuviese tenso, así que, lo ayudó de esa forma. Incluso le dio un besito sobre la frente, a lo cual el cobalto respondió con una sutil risa.

No pasaron ni unos minutos y Shadow ya había sujetado las púas de su rival con fuerza para dirigirlo, no sin antes darle una que otra indicación para evitar algún inconveniente.

—Hazlo con cuidado. Usa sólo tu boca, si quieres también tu lengua, pero no los dientes, ¿entendido?

El cobalto asintió y de forma torpe y lenta dirigió su boca hasta aquella zona. No tenía ni la más remota idea de cómo hacerlo pero no era su intención verse tan estúpido. Ya de por sí es humillante ser inexperto, al menos debía ingeniar algo decente.

Tuvo que darse unos minutos para pensar cómo carajos no sentirse raro con todo esto y Shadow se percató de tal cosa; sin embargo, no le dijo nada, más bien se estaba riendo por dentro por lo patético que se veía Sonic. No había prisa, por lo que le dejó suficiente tiempo para que se acoplara.

Lo único que se le ocurrió al cobalto, fue imaginar que esa cosa era una paleta. Es muy sencillo, ¿no? Le facilitaría las cosas y así ya no se sentiría tan avergonzado o nervioso.

Una vez que estuvo listo, usó su lengua para rozar la punta de Shadow y éste soltó un gruñido. El héroe lo tomó como algo bueno y decidió continuar con lo que hacía. Fue así como pasó de dar roces ligeros a lamidas mucho más grandes y abarcando toda esa longitud.

Poco después lo metió a su boca. Dios, casi siente que se muere. Aquello no es precisamente diminuto y le provocó una ligera sensación de ardor y molestia en la garganta, pero supo adaptarse o más bien se obligó a hacerlo.

Esos ruidos lascivos se hicieron presentes en la habitación, junto con los jadeos y suspiros que Shadow soltaba de manera ocasional. Es curioso e irónico que disfruta de lo que sucede, pero al mismo tiempo está un poco asqueado por su odio hacia Sonic.

Fue así como continuó todo, hasta que el azabache sintió que ya estaba en su límite y como es un completo imbécil, no le avisó al otro erizo. Sólo lo tomó con más fuerza de las púas y empujó su cadera para llegar hasta lo más profundo de la garganta del cobalto.

—Trágatelo, Sonic —ordenó con su voz hecha un desastre, pero firme y autoritaria.

El pobre héroe tuvo que salir de su estado de shock. Sucedió de forma tan rápida y abrupta, pero a pesar de no querer hacer tal cosa, obedeció la orden que se le había dado. Su garganta ardía y aquel fluido no ayudó mucho a mejorar las cosas.

°°°

Un ardor horrible le estaba empezando a quemar el interior y fue así como salió de otro trance. Ni siquiera los golpes que ha recibido duelen tanto como esto; su piel se desgarraba con cada una de esas fuertes estocadas que recibía; el líquido con olor a metal llegó hasta sus fosas nasales y las sábanas comenzaban a mancharse de color carmín.

¿Qué? ¿En qué momento? Jamás accedió tan fácil, ¿o sí? Dios, se había centrado en otra cosa y ni siquiera puso un gramo de atención. Ahora estaba recostado sobre la cama y con Shadow encima. Los ojos del cobalto se llenaron de lágrimas a causa del dolor y de su boca salían quejidos y lloriqueos. Tener algo incrustado en su zona trasera no era precisamente lo más bonito del mundo y ni hablar del tamaño, es... demasiado para su interior. Ya de por sí tuvo problemas al tenerlo dentro de su boca, pero ésto... ésto era otra cosa muy distinta.

Con fuerza se aferró a las sábanas, tratando de buscar un soporte. Nadie nunca le dijo que esto sería una experiencia incómoda y tan dolorosa. Pero debía ser así, ¿cierto? Es lo más natural y parte de ello se basa en el dolor momentáneo. Dejando de lado todo su sufrimiento, al menos ya cumplió su fantasía. No es como lo imaginó, pero algo es algo.

Lo que sucedió en realidad, fue que, sí, en efecto, Sonic estaba en un pequeño trance y Shadow se aprovechó. Ni siquiera se detuvo a considerar las reprimendas que tuviera su rival, lo hizo sin su consentimiento prácticamente. Es mezquino decirlo, pero se siente orgulloso de haber logrado tal hazaña. Tan sólo ver que tiene a Sonic bajo su merced le produce una sensación que es difícil de describir, quizás es una pequeña caricia a su ego tan grande y asqueroso.

—Shadow... detente. Me duele —suplicó, su voz quebrada de tanto llorar y ronca debido a que estaba hiperventilando. Era mucho para su pobre cuerpo.

Un gruñido salió como respuesta por parte del erizo oscuro. Ni siquiera le estaba poniendo atención, su mente se había concentrado en esa tan magnífica sensación de placer y, teniendo en cuenta que el cobalto es virgen, se sentía lo bastante apretado como para producirle un cosquilleo de pies a cabeza.

Al inicio estaba yendo lento, pero no tardó mucho en desear más y eventualmente sus movimientos se hicieron más frenéticos y bruscos. Para él se sentía como lo mejor, pero para su rival era una tortura. Tampoco se dio el tiempo de prepararlo como se supone que debe ser. Lo único que hace que resbale con más facilidad, es la sangre del cobalto.

—Por favor, no sigas —suplicó de nuevo, ahora enterrando más sus manos a las sábanas.

El azabache hizo caso omiso a las súplicas de su rival. No se iba a detener, no ahora. Primero debía saciar sus necesidades y no importaba si era a costa de la integridad de Sonic. De hecho, es retorcido mencionarlo, pero el escuchar la forma en la que le estaba rogando, sólo aumentó más sus ganas de seguir. Su objetivo era hacerlo pedazos de cualquier manera y ésta era una de ellas.

La tarde transcurrió y llegada la noche, fue lo mismo. Al parecer no había manera de detener esa constante necesidad que tenía Shadow. Hizo todo lo que a su mente retorcida se le pudo ocurrir: cambió las posiciones, lo amordazó, lo golpeó y... sinfín de cosas que sólo causaron en Sonic un daño casi irreversible. El cuerpo del cobalto estaba hecho un desastre de fluidos, sangre y moretones.

Daba igual lo mucho que suplicara o sus lágrimas, ese maldito erizo no se detuvo. Su manera de justificarse fue decir que lo hacía por "amor". Carajo, ¿de verdad? Pues sí, eso fue lo que le dijo y el pobre héroe sólo aceptó sin rechistar. Nunca había experimentado tal cosa y por supuesto, su amor lo había cegado a tal punto de creer cada una de esas palabras. Tuvo mucho más peso al recordar que Shadow hasta ahora no le había dicho que lo amaba y, por ende, esto lo tomó como una muestra de su afecto.

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