Propuesta

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Desde que tiene memoria, Iguro siempre ha odiado a las mujeres; no las soporta, de alguna manera les teme indirectamente

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Desde que tiene memoria, Iguro siempre ha odiado a las mujeres; no las soporta, de alguna manera les teme indirectamente. Trataba de mantenerse lo más alejado que pudiera de ellas, así era hasta que se unió a la cooperación de cazadores de demonios; se convirtió en pilar y conoció a quien estaba seguro era la mujer de sus sueños.

Kanroji Mitsuri.

No existen palabras para describir lo bien que se sentía todo al estar con ella; era una mujer dulce y carismática, contagiando a toda persona con su felicidad. Incluso le compro unas calcetas para que no mostrará tanta piel.

Claro que, no solo supo lo que era el amor, también hizo amigos, un mejor amigo, el pilar del viento: Sanemi Shinazugawa.

¿Cómo decirlo? Ambos compartían muchas cosas en común, un carácter ciertamente similar, y un gran odio mutuo hacia el pilar del agua. Ese tipo era todo lo malo del mundo, y tiene cara de rata.

Eso realmente no importa en este instante, lo que si; Mitsuri.

¿Ya menciono que la ama demasiado?

No son nada formal, simplemente amigos y nada más. Ya le ha comentado a Sanemi sobre sus sentimientos hacia la mujer de cabello rosa, aunque el albino no parece ni lo más interesado en el tema, más bien, Iguro siente que le ignora cuando le cuenta al respecto

Vaya amigo.

Las misiones suelen tenerlo bastante ocupado, pero aún así trata de darle su mayor tiempo a la chica de pecas extravagantes. De hecho, hace un tiempo le propuso salir a comer los dos; ella aceptó gustosamente, y así lo hicieron. Fueron al restaurante favorito del pilar del amor, en donde, normalmente fue ella quien se devoró la mitad del menú, Iguro simplemente comió un tazón de soba y té verde.

—Iguro-san... —dijo, casi en un susurro, con las mejillas enrojecidas la mujer—. ¿Está usted bien? Apenas y ha comido algo... —se le notaba un claro nerviosismo, y eso a Iguro le apretó el corazón, tanto que tuvo que desviar momentáneamente la mirada para evitar que notase su reciente sonrojo.

—No, no, tengo la mente en otro lugar, perdóname, Kanroji. —se excuso, con un ademán indicándole a la chica para que siguiera comiendo—. Simplemente no tengo mucha hambre, eso es todo.

—¿Te incomoda que coma demasiado? Si es así, ¡lo lamentó mucho, perdón! —de no ser que el pelinegro la sujeto por los hombros, probablemente la pelirosa ya estaría de rodillas en el suelo rogando por su perdón—. ¡Iguro-san, perdón por incomodarte! —lloriqueo.

—¡No es eso! ¡Perdoname tú a mí por hacer que pienses en esas cosas!

El ruido que generaban los cazadores provocó que algunos comensales voltearan la cabeza en su dirección, mirándolos con incredulidad. Iguro estaba realmente avergonzado.

Al final, no les quedó de otra que salir del local, no sin antes pagar por los trillones de platos que devoró la mujer.

Caminaban de regreso a la finca del amor, caminando en silencio por las calles bajo el alba. Ninguno tenía la tención de hablar, probablemente por la escena que provocaron en el restaurante. Iguro, que era el más nervioso pese a no notarse, jugaba con sus manos, sin saber que hacer o decir. Finalmente Mitsuri chillo, acortando la distancia entre ambos; el sonrojo de Iguro solo empeoró.

Mejores amigos | | SaneObaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora