CAPITULO 8 " EL TRATO"

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-¿Qué pasó aquí? -volvió a preguntar al ver que el joven seguía con esa expresión.

No emitió sonido, agachó su cabeza y sintió que todo se terminaba en ese instante.
Kenta estaba furioso, a pesar de lo bueno que fue con él, no le perdonaría tal atrevimiento. ¿Cómo explicar a un Alfa en esas condiciones que fuera empático? Imposible, ellos solo solucionan las cosas de una forma más rápida y práctica: asesinando.

-Kenta, se que esto te enoja mucho, pero no pude evitarlo. Lo siento, yo limpiaré todo -dijo caminando hacia la cama, al costado de ésta estaba su ropa.
El pantalón deportivo gris que eligió para ponerse pudo salvarse pero la remera negra no.

-Estuviste con Winner, ¿verdad? -preguntó sabiendo la respuesta.

Siguió al joven con la mirada, quería saber que haría.

Kim sin atreverse a levantar la cabeza respondió: -Sí, según él dijo que Tony lo envió.

El Sigma lamentaba no haber podido vestirse, era muy incómodo estar así, casi desnudo ante un Alfa enfurecido. Sacó las sábanas y juntó las ropas que estaban en el piso y las guardó dentro de una bolsa de residuos que había encontrado en las gavetas del sanitario.

-Limpiaré todo y te prometo que te compraré una remera igual a la que se dañó.

-Crees que me importa la remera -respondió acercándose lentamente hacia él.

-Debería importarte es tuya -

-Por lo visto nada es mío en esta habitación

-No digas eso, ya te pedí disculpas.

-Crees que disculpándote lo solucionas todo. Crees que dejaría las cosas como están -reclamó acorralando al joven contra la pared.

-¿Qué me harás? -preguntó cerrando sus ojos y agachando la cabeza, esperó los golpes del Alfa. Sus manos se aferraron a la toalla, la cual cubría la parte inferior de su cuerpo.
Su pequeño lobo desesperado por querer escapar, donde ya no haya sufrimiento, solo se resignó a morir.

Kenta vió de cerca las marcas evidentes que se encontraban en toda su piel, eso lo enfureció aun más.

Apoyó sus dos manos en la pared dejando a Kim entre sus brazos y dijo: -¿Lo quieres? ¿Es tu Alfa? ¡Mírame cuando te hablo!

-Él no es mi Alfa, ni yo soy su Sigma. Solo soy nada, para los demás - respondió atreviéndose a mirarlo.

- Entonces, ¿qué significa todo esto? -preguntó de nuevo sin darle la oportunidad de salir de entre sus brazos y la pared.

-¿Qué quieres escuchar Kenta? Lo que esta obvio, es toda la verdad -aclaró sin importarle la reacción del Alfa, ya no valía nada su vida. Y si lo mataba le iba hacer un favor. Pensó, acurrucado se abrazó así mismo demostrando desasociego.

-No te golpearé, solo quiero que seas sincero conmigo -aclaró llevando su mano derecha al rostro de Kim y con su dedo índice remarcó con cuidado un moretón que describía lo mal que la pasó y agregó - ¿por qué no te defendiste de ese imbécil?

-Porque tuve mucho miedo de morir, porque soy un cobarde, perdí mi valor -respondió con los ojos húmedos -preferí extender unas horas más mi desdicha de vivir o quizás no quise que ese Alfa fuera mi verdugo. Si he de morir prefiero que tú lo hagas ahora.

Kenta lo miró detenidamente por un momento y Kim sintió un vuelco en su corazón, su pequeño lobo sufría como él.
El Alfa estaba enfurecido lo sentía en su respiración, pero pareciera que no pretendía exterminarlo como él estaba pensando.

-Estoy muy enojado, deseo estrangularte, quiero apretar tu cuello hasta ver que dejes de respirar, pero se también que eres frágil, se que no querías más golpes, pero no estoy seguro que lo hayas hecho obligado y es eso lo que me molesta. Que te estés burlando de mí.

ENAMORATE DE MÍ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora