¡Papito Suegro!

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Percival por fin despertó de su larga espera de sueño, un profundo sueño que había durado dos años. Durante todo ese tiempo, Nasiens había estado a su lado, cuidándolo con dedicación y amor. A pesar de ser un hada sin género, no le importaba; Percival había llegado a reconocer que Nasiens lo amaba. Observó cómo, en su empeño por despertarlo, Nasiens había intentado todo lo posible: desde suaves susurros llenos de esperanza hasta tiernos toques que parecían transmitirle su energía mágica.

Pasó horas enteras a su lado, esperando que él volviera a la vida, como si su propia existencia dependiera de ello. Sin embargo, la tranquilidad fue efímera.

Un día, cuando menos lo esperaban, Nasiens y su familia fueron atacados por el caballero blanco. Este, a pesar de haber sido derrotado anteriormente, había regresado con una furia renovada y un plan oscuro para vengarse.

Nasiens, que siempre había sido fuerte y decidida, se lamentaba por haber decepcionado a Percival, su héroe. Sentía que había fallado en su deber de proteger a los que amaba, y esa carga pesaba sobre sus delicados hombros. Percival, al ver su tristeza, sintió una oleada de determinación. Juró que nunca más la dejaría sola.

Esta vez despertó con la firme resolución de permanecer a su lado, protegerla y luchar por ella, sin importar el costo. Mientras le acariciaba el cabello, la consoló con dulces palabras, recordándole que su valor y su amor eran más poderosos que cualquier adversidad.

-Así que no tienes que perdonarme, ¿de acuerdo? -murmuró Percival, acercándose a ella mientras Nasiens se aferraba a abrazarlo con fuerza-Solo déjame pelear contigo una vez más.

Así fue como comenzó la batalla. La lucha fue feroz, con destellos de magia y acero chocando en un espectáculo de valentía y desesperación. El Rey King, el padre de Nasiens, se unió a ellos, trayendo consigo la fuerza de su linaje.

Juntos, lograron derrotar al caballero blanco una vez más, pero no sin sufrir algunas heridas. Curó a toda la familia de Nasiens, sintiendo una profunda alegría al ver que todos estaban a salvo. Nasiens lloró un poco de felicidad mientras lo abrazaba, sintiendo que el peso de su culpa se desvanecía.

Pero la tensión no duró mucho. El Rey King, al ver a su hija abrazada a un hombre desnudo, se sintió molesto. La idea de que un "degenerado" estuviera tan cerca de su hija lo irritaba. Intentó tranquilizarse, pero no pudo evitar lo que comentó su hija Tioreh:

-¡Emana una energía romántica! ¡Ah, el amor! Por fin tendré cuñado -exclamó Tioreh emocionada, con una chispa de travesura en sus ojos.

¡Primero muerto!

-Papá debe estar encantado; tendremos de cuñado al caballero de la muerte y papá erá un suegro feliz.-replicó Zana.

-Asi el caballero de la muerte parece encantador-comento Zilian con una sonrisa, aún lado se alegraba de que por fin  estaba devuelto a la vida, junto con nasiens, su ahora hermano o hermana mayor. No le importaba su género solo su felicidad es importante.

Un suegro feliz y yerno, hijas de su querida Diane...

Se rió Myrtus, disfrutando de la situación. A decir verdad, no le molestaba tener a Percival como su próximo cuñado; le encantaba la idea y ya quería comprobar su fuerza en batalla.

-Hermano, debes tranquilizar tus pensamientos -intervino Sixtus, quien había leído el pensamiento de su hermano. Aquel pensamiento le molestaba, como imaginar al caballero de la muerte como su cuñado. Pero, después de todo, no era tan malo.

-El poder del amor-comento Myrtus moviendo ambos pectorales ya que se encontraba desnudo.

¡Que amor!, eso le recuerda Elizabeth y Meliodas..pensó el rey King, no su bebé.

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