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Allí se encontraban los mejores amigos de siempre, el dúo dinámico entre el nerd y el novato, el estadounidense y el japonés, Jay sentado y pensativo en la hilera de la calle mientras que Ni-ki compraba dos latas de soda -decidieron que ya no más botellas por la mala experiencia- en la máquina expendedora.

—¿Sabes? No puedo creer que hayas aceptado la propuesta de Jake sunbae —chistó Ni-ki una vez que regresó y le ofreció una lata—. Yo mismo te pregunté si querías ser parte de Manifesto FC a principio de año y me dijiste que no ya que no era lo tuyo, que eras pésimo siquiera para agarrar un balón. Ahora resulta que mi sunbae solo tiene que pedírtelo con un pucherito de niño malcriado y ya aceptarás sin problemas. —Se sentó a un lado y bebió de la suya—. De verdad no te entiendo, hyung.

—Joder, yo… Yo tampoco sé qué me pasa. No entiendo por qué le dije que sí —se sinceró Jay antes de darse un manotazo en la cabeza—. ¡Qué imbécil eres, Park Jongseong! ¡Eres un completo retrasado!

—Sí, viejo, y cuando los muchachos se enteren que te uniste a estas alturas del semestre, van a odiarte —refutó Riki, permitiéndose otro sorbo de soda—. Aunque viéndole el lado positivo a la cuestión, ya no van a verme como el novato, tampoco me aventarán toallas en las duchas ni se burlarán de mí por no hacer un touchdown desde mi posición. ¡Ahora serás tú el novato! ¡Qué bien!

—Cierra la boca, Ni-ki, no me estás ayudando —lo calló, totalmente abrumado y asfixiado con las visiones futuras—. Mierda, me estoy arrepintiendo de haberle dicho que sí. T-tengo que ir y decírselo- Y-yo no puedo hacer esto, ¡ni siquiera sé qué carajos es un touchdown!

Se levantó y tiró su refresco de golpe, sin considerarlo de nuevo, sin cuestionárselo por segunda vez.

Iría y le pediría perdón al señorito Shim, sí, eso haría, inclusive le contaría toda la verdad, que apestaba para el fútbol americano y que lastimosamente para lo único que servía era para el gimnasio y los jueguitos en línea, como el verdadero perdedor, friki y nerd que resultaba ser.

—¡Eh, un momento! —exclamó Riki, tomándole del cuello de su sudadera.

—¡¿Y ahora qué, amigo?! ¡Suéltame! ¡No puedo hacerle esto a él! ¡No puedo hacerme esto a mí!

—¡Sí, sí, lo sé! Pero ¿acaso no lo entiendes? ¿Que no te das cuenta? Sunbae te hará la vida imposible cuando vayas y le digas que no —advirtió remotamente, soltándolo de a poco—. Sé lo que te digo, viejo, conozco a ese chico. ¡Lo que tiene de bonito también lo tiene de terrorífico!

—¿Crees que no lo sé? —murmuró Jay por lo bajo—. ¿Pero qué más puedo hacer, eh?

—Si te soy sincero, no tengo ni la menor idea. Estás jodido, hyung, cualquier cosa que hagas siento que va a terminar mal. Pero… —Y fue aquí que su amigo lo pensó con seriedad—. No sé, quizás haya algo que puedas hacer al respecto.

—¿Y qué es?

—Bueno, para empezar, tú sabes por qué él quiere que te unas al equipo, ¿verdad?

La pregunta estuvo hasta para ofender, je. ¡Obviamente que no!

—N-no sé —se sinceró Jay—. ¿Había una razón para eso? ¡Joder, no lo sé!

Cabe destacar que la palmada que le pegó Riki en la nuca se la tuvo cien por ciento merecida.

—¡¿Qué clase de subnormal eres, hyung?! ¡¿Cómo vas a aceptar la propuesta de Jake si no tienes ni puta idea de lo que quiere que hagas?!

—¡Ya te dije que no pienso las cosas, Ni-ki! ¡Solo dije que sí para no quedar mal!

Típico.

Jodidamente típico de este friki- Perdón, su hyung. Callarse la boca y hacerle favores a la gente en contra de su voluntad solo para no quedar mal.

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⏰ Última actualización: Jul 23 ⏰

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