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ONE SHOT

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—¡NOOO! ¡Maldito videojuego! —el escandaloso grito de cierto moreno se escuchó en casi toda la bóveda, causando que varios se quejaran ante el bullicio que comenzaba a formarse en la sala.

—Parece que esta es otra victoria para mí —la sonrisa en los labios del mitad albino no tardó en verse, orgulloso de haber ganado casi por quinta vez. Lo cual, honestamente, tenía medio emputado a Manny.

—¿Cómo es que puedes hacer esto?

—La costumbre. Casi todos los días Timmy y yo jugamos esto, y, no es por presumir pero, nadie ha podido superar mi racha —se cruzó de brazos sobre su pecho, apoyando la cabeza en el respaldo del sofá.

Manny se quejó, murmurando una inentendible maldición que Danny no se molestó en entender o escuchar. De todos modos no entendería una sola palabra, puesto a que maldecir en mexicano no es de las cosas que más comprenda. Sin embargo, tener un amigo medio latino lo ha acercado un poco más a ese idioma.

—Ustedes dos —Jimmy hizo acto de presencia, apoyado en el umbral de la puerta con una mueca de desgano que una perfectamente con las bolsas negras debajo de sus ojos, producto de las incansables horas arreglando varios de sus inventos que han salido terriblemente mal—, ¿podrían intentar hacer más silencio? Estoy intentando concentrarme.

—Ya, perdón Jimmy —se disculpó el mayor de los tres, mirando al castaño con calma—. ¿Qué hacías?

Él suspiró, evidentemente sin ganas de hablar.

—Arreglaba el comunicador de Timmy. Se rompió “accidentalmente” durante una de las misiones, según él —la molestia era perceptible en su tono, causando una leve diversión en los otros dos—. Como sea, solo, no hagan tanto ruido, ¿bien?

—Bien.

Jimmy se marchó finalmente, caminando con cansancio hacia su laboratorio mientras hundía sus hombros y murmuraba un par de incoherencias como «Un par de cosas más y podré dormir» y «Timmy malparido».

Simplemente dejaron eso de lado, dirigiendo su mirada nuevamente a la pantalla de la televisión que ponía en forma de anuncio un «Jugador uno ha ganado» mientras se mostraba al personaje que había utilizado durante la partida.

No es que aquella victoria de su parte sea algo con mucha relevancia, pero aparentemente para el mexicano-estadounidense sí es así.

—No jugaré más a esto. Mejor dicho, no jugaré más contigo —informó con exagerado enfado, mostrándose totalmente seguro de su decisión.

—Vamos Manny, no es mi culpa que sea tan bueno en Mario Kart.

—¡No solo en Mario Kart! ¡También en Mortal Kombat, Minecraft, incluso Plants VS Zombies! —la respuesta inteligente del moreno provocó que rascara su mejilla, sabiendo que eso en parte era cierto.

—¿Pero qué culpa tengo yo? Tal vez sean los... años de experiencia, no lo sé —murmuró, encogiéndose de hombros. Cuando un largo silencio se formó, decidió volver a hablar—. ¿Qué tal si jugamos otra partida? Prometo que esta vez te dejaré ganar.

No recibió respuesta alguna, mirando de reojo a Manny, quien, con una expresión de resignación, agarró uno de los tantos controles de la play y se acomodó sobre la superficie del sofá.

—Más te vale dejarme ganar, de lo contrario le pondré picante a toda tu comida —amenazó, causando una sonrisa divertida en Danny.

Al final, lo dejó ganar.

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