Capítulo II

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–¿Entonces no encontraste nada mejor que subir al hotel con él?–preguntó retóricamente Daniel sentado en la silla del escritorio en su oficina.

–Sé que fue una idea estúpida, pero sabes que soy curioso y que no me voy a dejar intimidar por nadie, menos por él.

Daniel cerró los ojos y suspiró, tratando de no explicarle a Taeyong por qué su idea había sido casi suicida.

–Entiendo eso–dijo luego de unos segundos–Pero tú mejor que nadie sabe que esta gente es peligrosa. ¿Y si te hubiese hecho algo? No estoy diciendo que no lo acoses ni que te olvides, nada de eso, pero ten un poco de autoconservación.

Taeyong asintió. Sabía que había sido estúpido y descuidado, pero su personalidad no le permitía pensar racionalmente en esas situaciones, no cuando tenía tantas ganas de saber más sobre Jung.

–Perdón, lo sé–murmuró a modo de disculpa, pero la cara de Taeyong decía que no le creía.

–¿Me vas a prometer que no lo volverás a hacer?

Hubo un silencio. Taeyong podía prometer muchas cosas, pero que no se volvería a colocar en peligro por saber más de esta trama no era una de ellas.

–Sabes que no puedo prometer eso, tú mismo te has puesto en lugares peligrosos por una investigación–argumentó sabiendo que Daniel había estado en su lugar cientos de veces.

–Al menos promete que me mandarás tu ubicación si vuelve a pasar.

Ok, eso lo podía hacer, pensó.

–Lo prometo, jefe–dijo–Y no te preocupes mucho, Jeong me necesita para suplir su propia curiosidad–agregó, levantándose de la silla–Ahora, debo irme, mi fuente secreta me dejó unos papeles en la estación del metro, iré por ellos.

–Ve y ten suerte.

Taeyong asintió y se retiró, saliendo de la oficina de su editor y cerrando la puerta tras él.

–¿Terminó de reprenderte?–preguntó Seulgi desde la barra del café que había en la oficina.

Taeyong simplemente rodó los ojos y caminó hasta su propio escritorio.

–No me molestes–contestó–Voy a salir. Sicheng, ¿podrías revisar los documentos que te envié al correo y compararlos con las actas públicas del ministerio de Salud, por favor?

–Ya estoy en eso, por ahora todo se ve normal.

Taeyong asintió y le agradeció, para luego tomar su celular, billetera y llaves.

–¿Vuelves para el almuerzo?–preguntó Seulgi y él negó

–Comeré afuera, debo ir a otra parte luego de ir a buscar los documentos. Así que no me esperen.

–Tampoco estoy para el almuerzo, tengo una entrevista para el reportaje que estoy trabajando. Sicheng, ve a almorzar con el equipo legal, ya veo que no almuerzas si no estamos–el tono de Suelgi no dejaba lugar a réplicas.

–Lo haré, no se preocupen, puedo vivir sin ustedes.

Taeyong sonrió. Sicheng era el periodista junior, por lo que tendía a ser un poco tímido si no estaba en confianza.

–Yuta va a estar feliz de verte y de comprarte el almuerzo si es que vas con ellos–molestó Taeyong, sabiendo que su mejor amigo estaba un poco muy enamorado de Sicheng. Aún cuando este no le correspondía precisamente los sentimientos–Un gusto chicos, espero verlos en la tarde–se despidió antes de comenzar una discusión.

Bajó por las escaleras del duplex que componían los dos pisos de Insight y saludó a Yoonah que estaba en recepción, para luego ir hasta el ascensor que lo llevaría al menos uno.

Inside the Shadow (Jaeyong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora