Capítulo 5: Golpes accidentales y clubes

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No daba crédito a lo que acababa de escuchar y tampoco podía creer cómo había desperdiciado un helado tan delicioso por culpa del vecino.

El culpable volteó hacia atrás luego de haberme escuchado, seguidamente a mi hermana de nuevo (quien ya iba lejos y seguramente no escuchó nada) y regresando su vista a mi otra vez.

-¡¿Ella es tu hermana?!-dijo, visiblemente sorprendido.

-¿Hermana de quien?-preguntó el dueño de la otra voz asomando la cabeza fuera de la puerta.

Ay no.

Mi suerte no podía ser peor. Era el chico de la playa.

-¡Oh, tú otra vez!-exclamó alegre al verme.

De pronto me golpeó la realidad al recordar que había salido en pijama y una gran vergüenza me inundó. Acto seguido salí corriendo hacia mi casa olvidando por completo lo ocurrido unos minutos antes y recordándolo únicamente momentos después de estar en la tranquilidad de mi hogar.

Esperen, ¿por qué me daba vergüenza cuando ya medio vecindario me vio ya así?

Quizá sea porque ellos si me conocen.

En fin.

Mis oídos no me habían fallado, ¿cierto? El vecino había llamado a mi hermana un ángel. Lo cual no dista de la realidad, digo, ella es increíblemente bella, es más, fácilmente podría ser modelo y no solo es hermosa por fuera sino por dentro también, es una dulzura de persona. Pero el problema no está en haberla llamado así, el problema es la forma en que lo dijo, como si se hubiera enamorado a primera vista de ella (lo cuál me parece una tontería pues honestamente no creo que eso exista, de seguro es más bien una atracción física, que de hecho, con la fisonomía y figura de mi hermana no me sorprendería). De cualquier manera, quien sea que intente cortejar a mi hermanita se vuelve automáticamente mi enemigo pues se convierte en alguien que potencialmente la puede herir y no deseo eso en absoluto, así que el vecino se va a la lista negra.

Bueno, es verdad, hasta el momento no ha hecho nada que merezca mi desprecio u odio pero no puedo volver a confiar en nadie desde lo sucedido hace poco. Debo proteger a Eunchae de las personas falsas y con intenciones ocultas, no quisiera que tuviera que pasar lo mismo que yo así que no le contaría nada de lo que escuché.

El siguiente día de clases empezó inusualmente normal. Me parecía extraño que el chico se comportara como acostumbraba y no me dijera nada al respecto. Pero yo sabía que había algo extraño en eso. Ese inquietante presentimiento se volvió realidad cuando vi que él y su grupo de amigos caminaban detrás de mi. Era la hora de receso así que me dirigía a mi escondite temporal. Quizá solo estaba siendo paranoica y para dirigirse a la cafetería cambiarían de dirección al llegar al siguiente pasillo. Y, de hecho, la mayoría sí cruzó al llegar a ahí. Todos menos mi vecino, quien seguía detrás. Me puse en alerta y aceleré un poco el paso. De pronto el sonido de sus pisadas aumentó de rapidez también.

¿Qué quería conmigo el chico? ¿Por qué me estaba siguiendo? Y ¿por qué había acelerado el paso también?

Debía hacer algo antes de llegar a mi escondite, no quería que supiera a dónde desaparecía a la hora de receso, sería inconveniente y peligroso. Ya ni si quiera iba prestando atención a mi camino, solo pensaba en maneras de escapar. En ese justo momento sentí que me tomaron de la muñeca, y ese simple movimiento fue suficiente para desencadenar en mí una reacción de supervivencia (quizá un tanto drástica) que había desarrollado tras el trauma que experimenté en mi anterior escuela, que era responder con un golpe. Obviamente no era una manera, civilizada por así decirlo, de reaccionar a un estímulo pero no es que yo quisiera ser violenta, simplemente mi cuerpo aprendió a reaccionar así al sentirse amenazado, situación que sucede con el mero contacto físico. La psiquiatra con la que fui unas cuántas veces antes de mudarnos le llamó estrés postraumático. Ella me recordó que reaccionar de esa manera no me volvía una mala persona sino que era simplemente una reacción involuntaria del cuerpo para protegerse. Además me animó diciendo que con esfuerzo y constancia, podía llegar a controlarlo. Podrá parecer desalentador, pero controlarlo es lo único a lo que se puede aspirar pues no se puede hacer desaparecer, sería necesario borrar por completo mi memoria para ello y aún así habría probabilidad que mi cuerpo recordará aunque mi mente no. Llegar a controlarlo sería en realidad un gran logro de por sí.

옆집 (Yopjjib) [BND - Leehan - Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora