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Mientras Valentino lo llevaba en brazos por el club, Angel cerró los ojos y se aferró a él como si fuera lo único que tuviera en ese lugar. La noche apenas comenzaba, pero ya se aproximaba un futuro incierto para ambos en ese mundo de luces brillantes y sombras profundas del Studio VVV.

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Al llegar a la habitación, Valentino dejó suavemente a Angel en la cama, sus ojos exploraban cada gesto del drag queen. La habitación estaba impregnada con un aroma a humo y a excesos nocturnos, un reflejo del estilo de vida decadente que ambos llevaban pero que normalizaron con el pasar de los años.

-¿Por qué sigues haciendo las cosas difíciles, Angel? -Valentino se acercó lentamente, su mirada profunda buscaba cualquier indicio de resistencia en el rostro de Angel.

-No lo sé, Val. Es difícil de explicar lo que siento y lo que somos -respondió Angel con sinceridad, su voz apenas un susurro en la oscuridad de la habitación.

Valentino suspiró, una mezcla de frustración y complicada ternura en su expresión. Se sentó junto a Angel en la cama, sus dedos trazando líneas invisibles en el muslo expuesto del drag queen.

-Sé que nuestra relación es... complicada. Pero necesito que entiendas algo, Angel. -Valentino hablaba con seriedad ahora, apartando temporalmente su máscara de proxeneta-. No es solo por negocios o por mantener el control. Hay algo más entre nosotros, algo que ni siquiera yo puedo explicar del todo al igual que tú.

Angel levantó la mirada, encontrando los ojos intensos de Valentino buscando los suyos con una sinceridad que rara vez mostraba en público. Había una vulnerabilidad inesperada en él, una grieta en su fachada de poder absoluto.

-¿Qué quieres decir, Val? -susurró Angel, una chispa de esperanza y confusión brillando en sus ojos rosados.

Valentino se acercó aún más, su aliento cálido rozando la piel sensible de Angel. Sus labios casi se rozaron en un beso que prometía complicidad y deseo, pero Valentino se detuvo justo a tiempo, dejando la tensión entre ellos palpable en el aire cargado.

-Quiero decir que... quizás sea hora de que dejemos de jugar este juego de poder, al menos por un momento.-susurró Valentino, sus palabras casi perdidas en el eco de la música distante del club.

Angel contempló las palabras de Valentino, su corazón latiendo con una mezcla de temor y anhelo. Por primera vez en mucho tiempo, comenzó a preguntarse si detrás de la máscara implacable de Valentino, podría encontrar algo más que solo control y manipulación.

-No sé si puedo, Val. No sé si puedo dejar de temerte -confesó Angel, sus ojos buscando los de Valentino en busca de alguna señal de verdad.

Valentino asintió lentamente, su expresión suavizándose aún más. Extendió una mano hacia Angel, ofreciéndole algo más que una simple invitación física.

-Entonces, ¿por qué no intentamos descubrirlo juntos? -susurró Valentino, sus dedos acariciando suavemente la mejilla de Angel.

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En esa habitación envuelta en sombras y secretos, Angel y Valentino comenzaron a desentrañar las capas de deseo, control y miedo que habían tejido entre ellos. La noche los envolvió en susurros y caricias, revelando una intimidad que iba más allá de las luces brillantes del escenario y las sombras de sus propias mentes.

El destino de ambos estaba entrelazado en un juego peligroso de poder y pasión, una danza que los llevaría a explorar los límites y su lado más oscuro.

Y así, en el Studio VVV, donde el infierno y el paraíso se mezclaban entre las risas y los susurros nocturnos, Angel y Valentino se adentraron en un territorio desconocido, donde las reglas del juego cambiaban constantemente y el futuro parecía más incierto que nunca. Más aún porque solo en esa habitación podían demostrar un poco de misericordia el uno por el otro, una misericordia que sin darse cuenta aumentaba el grosor de las cadenas de Angel, incitándolo a quedarse y a arrojar la única llave de los grilletes que tenía.

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A Valentino le resultaba extraño saber que no podía separarse de Angel. De algún modo, sentía que sin él no podía seguir existiendo, pero tampoco quería demostrar su debilidad ante el público. Es un overlord y la existencia de una pequeña debilidad podría ser fatal para su posición. Por eso dejaba que su pequeña mina de oro siguiera haciendo sus actos y promulgando su actividad sexual con los demás, lucrando de ello. Al inicio lo vio como una oportunidad, pero no es bueno vincularse con los juguetes, en cualquier momento se pueden romper y se supone que son desechables. Al inicio no le tomó importancia, pero sin darse cuenta se había aferrado demasiado. Lo que en un inicio fue algo bonito, ahora es algo más obsesivo. Llamarse el dueño de Angel no era más que una bonita y dulce mentira, porque solo la mitad de él le pertenecía y eso lo volvía más obsesivo. Tener a Angel en la torre VVV le aseguraba que podía ser dueño de cada segundo de su ser: atormentándolo, queriéndolo, odiándolo, perdonándose mutuamente, una cadena que no parecía tener fin. Anteriormente, este ya había intentado irse, pero se aseguró de que en cada lugar en el que estuviera le fuera difícil establecerse, de tal modo que volviera a él, y solo a él, y a nadie más.

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- Val, me alegra que desecharas a Angel. Pensé que nunca lo harías y, solo por eso, hoy tendremos un gran festín mientras hablamos de los éxitos que tenemos en nuestro canal junto a Velvet -dijo, mientras analizaba la expresión desconcertada de la polilla, lo cual de algún modo alteró sus circuitos-. ¿Lo hiciste, verdad? Ayer no lo vi rondando en su habitación y hoy se está amueblando de otras cosas...

Valentino desvió la mirada acusante de su socio por unos instantes.

- Ahora vive conmigo -dijo, al ver el rostro confuso del de pantalla plana. Reformuló su respuesta, aclarando su voz-. Se aloja conmigo en mi cuarto y lo expandí más. ¿Querías ocupar la habitación de Angel, verdad? Listo, ya te lo di. No entiendo tu punto.

- El punto es que lo quiero lejos de esta torre, Val -respondió, mientras su mirada se posaba en un pequeño papel publicitario de Angel. Lo arrugó y finalmente lo quemó con una descarga eléctrica.

- Trabaja aquí. No veo la necesidad de que tenga que irse a otro lado. Además, si no quisieras saber nada de él, no tendrías más de diez cámaras escondidas en su anterior cuarto -su voz era determinada y segura. Cuando se trataba de Angel, no podía controlarse-. Tengo asuntos que atender, si te mueves.

- No, Valentino. Si lo mantengo vigilado es porque no sé qué puede hacer, aunque sea insignificante. Vive aquí y necesito saber todo lo que ocurre. Además, tú lo dijiste, es un trabajador al igual que los demás. Algún día tendrás que dejarlo y yo me encargaré de que eso sea rápido. Él solo es una piedra en el camino, espero que lo entiendas -dijo, irritado. Cuando se trataba de esa bola de pelos rosa pastel, le daban cortocircuitos. ¿Cómo podía existir un ser como ese? No lo entendía y por eso lo quería lejos, mucho más ahora que se daba cuenta de lo arraigado que estaba con Valentino.

Valentino volvió a la habitación que compartía con Angel. A diferencia de antes, este se encontraba con uno de sus camisones, dándole de desayunar a Fat Nuggets. Apenas y se podía considerar arreglado al arácnido, pero tenía un aura tranquila. Quizás era porque su cuarto tenía menos cámaras ocultas o porque era de mañana. Los finos rayos rojos se posaban en su figura.

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Continuará

Holis, espero que les guste el capítulo. Gracias por su atención. ¡Bye! Les deseo una buena semana a tod@s.✨🍀(⁠*⁠^⁠3⁠^⁠)⁠/⁠~⁠♡

Beautiful dollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora