A través de la nieve y la muerte

28 0 0
                                    

El ejército rojo se está acercando por el este, no nos queda mucha comida, tengo mucho frio, detesto estar aquí. Dios, quiero regresar a mi casa, abrazar a mi mamá, a mi padre, a mis hermanas y jugar con el pequeño Hans.

Mi superior nos informó que los T-34 están avanzando por el oeste, tengo miedo, el frío inunda mi cuerpo ya desde hace una hora no siento mi mano izquierda el último médico del pelotón fue asesinado ayer durante un enfrentamiento feroz, estamos al norte de Stalingrado, nos encontramos ocultos en un departamento en ruinas. Cuándo terminará este horror, me pregunto. ¿Cuál es el propósito de todo esto? ¿Por qué estamos luchando? ¿Vale la pena morir aquí en el frío y el hambre?

Pero a pesar de todas estas preguntas, sé que no puedo abandonar a mis compañeros. Estamos juntos en esto, luchando por nuestra patria y nuestro deber. Pero a veces me pregunto si hay algo más, algo más allá de esta guerra.

Mientras tanto, la amenaza de los tanques T-34 sigue siendo muy real, y nuestra situación es cada vez más peligrosa. Necesitamos encontrar una manera de sobrevivir y de encontrar una salida de esta pesadilla.

Tenemos que salir de este lugar y avanzar por el sur, así evitando los T-34

Pero salir del departamento es una tarea difícil, ya que cualquier movimiento puede ser detectado por el enemigo. Además, el clima helado y la falta de suministros dificultan aún más nuestra situación. Sin embargo, no podemos quedarnos aquí y esperar nuestra muerte.

Me acuerdo de mi verdadero sueño: ser escritor. Pero ¿Cómo puedo seguir adelante con este sueño en medio de la guerra? ¿Cómo puedo encontrar la inspiración para escribir algo significativo en este infierno?

A pesar de todo, algo dentro de mí me dice que tengo que seguir adelante, que tengo que encontrar una manera de sobrevivir y contar mi historia al mundo. Mis compañeros y yo nos preparamos para salir del departamento y enfrentar lo que sea que se interponga en nuestro camino hacia la libertad.

Esta maldita cruz de hierro que llevo en mi pecho me hace recordar todos las cosas atroces que he cometido.

A medida que avanzamos hacia el sur, los recuerdos de la guerra se mezclan con la sensación de frío y hambre. Cada paso que damos es un recordatorio de la violencia y el sufrimiento que hemos presenciado y causado. La Cruz de Hierro en mi pecho pesa como una losa, recordándome las acciones que he llevado a cabo en nombre de mi país y mi deber.

Pero a medida que avanzamos, también hay un sentimiento de esperanza en el aire.

Tal vez podamos escapar de la guerra y encontrar un camino hacia un futuro mejor.

Tal vez pueda cumplir mi sueño de ser escritor algún día. Tal vez pueda encontrar un camino para redimirme de las cosas que he hecho en el pasado.

La guerra puede haber cambiado muchas cosas, pero no ha cambiado mi deseo de vivir y de encontrar un significado en este mundo. Mientras sigo avanzando, mi mente se llena de historias que contar y de una determinación renovada para sobrevivir.

En este infierno la mente de mis compañeros se vuelve cada vez más retorcida, ya algunos no recuerdan sus propios nombres, están ciegos por el deseo de matar han sucumbido a la locura.

Hoy es 14 de septiembre de 1942, hemos logrado salir de aquel departamento no fue para nada fácil, perdimos al sargento Otto. Estamos en el río Volga.

En esta vacía noche solo miro al fuego de la fogata improvisada que hicimos para no morir de frío, pienso ¿Porque estoy aquí? ¿Dónde quedó mi sueño? Pero nada de eso es importante en estos momentos. Mañana por la mañana seguiremos nuestro camino, hay un campamento a 3 kilómetros de aquí.

A través de la nieve y la muerte Por Gonzalo ColmenaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora