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El timbre suena, y frunzo el ceño molesta, miro mi reloj y abro los ojos como platos.
La cena.
Me levanto rápidamente corriendo hacia la puerta.
—ミエルダ —maldigo cuando me resbalo por mis medias, rápidamente me levanto y sigo mi camino a la puerta. —Hey.
—Hey —saluda y sonríe brevemente para después analizarme.
—Aun no estoy lista —digo y el alza las cejas —Me quedé dormida, dame solo 10 minutos.
—Está bien, tomate tu tiempo.
—Puedes pasar si quieres, mientras tanto —sugiero y abro la puerta un poco más y el pasa—Ponte cómodo, puedes agarrar agua o lo que sea —no lo dejo contestar y corro a mi habitación casi resbalándome por las calcetas.
Corro a mi baño y me doy una ducha rápida para después salir, echarme locion en el cuerpo y ponerme una blusa roja y una falda corta negra y unos zapatos Mary Jane bajitos rojos, agarro cosas esenciales de maquillaje y los meto en una cartera negra junto con mi celular y intento cepillar un poco mi cabello aun húmedo, salgo de la habitación viendo a Heeseung viendo una foto... de mi madre.
—¿Nos vamos? —pregunto y el se voltea alarmado al no notar mi presencia.
—Si, claro —dice con una sonrisa extraña.
Salimos y cierro la puerta con seguro para después ir al ascensor y quedarnos en silencio, el me mira de reojo muchas veces y frunzo el ceño extrañada. Llegamos a su carro y emprendemos camino al restaurante.
El viaje me pareció incómodo, mientras me maquillaba podía notar como me miraba brevemente y apartaba la mirada rápidamente, parecía nervioso, se mordía el labio, apretaba el volante, rascaba su barbilla; como si me quisiera preguntar algo.
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Llegamos al restaurante y busque con la mirada a los chicos, mientras intentaba verlos sentí una mano en mi espalda baja.
—Allá —indicó y caminamos hacia la mesa que señaló aun con su mano en mi espalda.
Los chicos nos recibieron con saludos y abrazos, al parecer nos estaban esperando, mis mejillas se calentaron de vergüenza sabiendo que fue mi culpa.
Empezaron a conversar de cosas aleatorias, yo preferí quedarme callada disociando y dejando que mis pensamientos nublen mi mente.
Desde que llegué a Corea, me he sentido mejor, me he sentido...feliz, saber que ahora hay personas que se preocupan que si ya he comido o hasta como llegaré a mi casa, una chica que me hace sentir como si tuviera una mejor amiga, 7 chicos que me protegen a toda costa... y uno de ellos que me hace sentir especial.