Capitulo 3

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Narrador omnisciente.

La hija de Maira, Valessca, fue llamada a la dirección de su colegio. Allí se encontraban su tía Lucía, su padre David y la directora, quien al verla llegar se retiró para dejarlos a solas.

-Vale, hija, necesito contarte algo, pero debes prometer que mantendrás la calma- habló su padre.

-Eh, Vale, tu mamá cometió un delito y está presa en la cárcel estatal. Cometió un robo- dijo su tía Lucía.

En ese momento, su mundo cambió por completo. Empezó a respirar apresuradamente; su pecho subía y bajaba tan rápido que su padre y su tía estaban asustados.

-Eso no... no puede ser. Mi mamá no pudo hacer eso, ella es inocente- dijo con lágrimas en los ojos.

-Las pruebas son las pruebas y tu madre cometió ese robo- habló su tía con dureza en su voz.

Valessca, por su parte, estaba sintiendo algo que jamás había experimentado. No podían alejarla de su madre. Aunque no quería creerles a su padre y a su tía, salió corriendo. No importaba cuántas calles tuviera que recorrer para llegar a casa; las recorrió todas hasta llegar a la suya. Era una pequeña casa de dos plantas donde vivía con su madre, hermano y padre. En la parte de arriba vivía su vecina con su familia. Entró al pasillo de su casa y vio a su vecina.

-¿Has visto a mi mamá?- le preguntó con esperanza en la voz.

-Vi por la ventana del frente cuando se la llevaron- respondió con un poco de lástima en la voz.

Valessca sintió rabia, dolor y frustración; era un cúmulo de emociones que terminó desmayándose.

Cuando despertó, estaba en el hospital y escuchaba unas voces que identificó al instante como las de su tía y su papá, aunque ellos no se dieron cuenta de que ella estaba despierta.

-Esto nos cae como anillo al dedo, amor. Es lo que estábamos esperando-hablaba su tía.

-Realmente sí, ahora podemos ser felices y mostrar que nos amamos- respondió su padre mientras la sujetaba por la cintura y la besaba. Su tía recibía el beso gustosa. Valessca, por primera vez en su vida, sintió asco por dos de las personas más importantes en su vida y simplemente aplaudió.

-Un aplauso para esa pareja tan enamorada. Dios mío, me derrito de amor. Hipócritas asquerosos. Mientras mi mamá necesita ayuda más que nunca, ustedes se juran amor eterno. Váyanse de aquí; no quiero verlos-dijo Valessca con reproche en la voz.

Su padre simplemente bostezó y se fue de la habitación con su tía. Valessca esperó al doctor; él entró y la revisó, diciéndole que todo estaba bien pero que debía alejarse del estrés. Ella sonrió con algo de ironía y en ese momento sintió que podía preguntarle algo.

-Doctor, ¿puede darme un consejo sin conocerme?- le preguntó. El doctor la miró y sonrió.

-Claro que sí Valessca ¿En qué puedo ayudarte?-le respondió el doctor.

-Si usted perdiera a su madre por una injusticia y nadie quisiera ayudarla... ¿Qué haría?-preguntó ansiosa.

-En la vida no hay límites Valessca; más grande que tú es la tierra en la que estás pisando. Si eres lo suficientemente inteligente y valiente, sabrás cómo y cuándo mover tus fichas- le dijo el doctor muy seguro de sí mismo. Le entregó un papel con las indicaciones que ella debía seguir y un medicamento del cual ella no supo pronunciar el nombre. El doctor se despidió con un asentimiento de cabeza antes de salir.

-Gracias Doctor- le dijo ella mientras él solo sonreía y se iba. Unos cinco minutos después también salió ella.

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Maira tenía amigos como cualquier persona, pero hubo uno en especial que vio la noticia de su arresto en televisión y simplemente no podía creerlo. Maira era una mujer honesta y él creía en su inocencia; iba a ayudarla porque sentía algo por ella desde hacía mucho tiempo. Sabía que podía ayudarla aunque ella estuviera realmente enamorada de otra persona.

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⏰ Última actualización: Jul 14 ⏰

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