Capítulo 2

9 3 0
                                    

Todo fue un desastre, uno tan grande como para hacerlo arrepentirse de decisiones de años atrás. Ni la entrevista, ni como su rol como héroe consiguió dar una buena impresión del potencial que poseía. Probablemente no había ninguno en él. Tomó un sorbo largo de su bebida, no recurría demasiado al alcohol, pero esta vez lo necesitó para ahogar sus penas.

Arrojó la lata y limpió su boca con el antebrazo, preparándose para batear. Sus ojos se concentraron en el holograma frente a él, estrechando la mirada y sosteniendo el bate con fuerza. No le tomó mucho esfuerzo enviar la pelota lejos una vez que la lanzaron, logrando conectar un hit, pero también hacer que el dolor de su brazo aumentara.

—Kenji, tenemos que hablar.

La AI de nuevo flotó a su alrededor, observándolo entrenar para el partido del día siguiente. El dolor mezclado con la tensión era algo que incluso ella podía percibir sin la necesidad de escanear al pelinegro. Había duda, vacilación en cada golpe y estiramiento, pero sobre todo, un pensamiento constante. Mina flotó más cerca y lo escaneó de pies a cabeza para asegurarse de que no hubiera daños por la pelea anterior.

Para su mala fortuna, su hombro izquierdo tenía una leve contusión que aún no se tornaba completamente morada, pero lo haría. Kenji se limitó a suspirar, se alejó de la simulación a medida que esta desaparecía. Dio pasos arrastrados y lentos hasta su sofá, mirando la figura de Ultraman en la estantería. Todos esos juguetes que adornan una mínima parte de su sótano lo hacen sentir tan pequeño.

Ellos son cientos, él solo uno.

Tomó asiento en el sillón, abriendo el compartimento inferior para mostrar solamente agua de coco. Frunció el ceño con molestia, ¿cómo se atrevía a cambiar su bebida feliz por agua de coco?, ¿de verdad se podía ser tan cruel? Alzo la vista y miró a Mina, quien sin necesidad de escuchar preguntas, respondió.

—Necesitas cuidar mejor tu cuerpo, Kenji. Tienes una temporada que jugar y tu deber como Ultraman, debes estar en las mejores condiciones; física y mentalmente. De lo contrario, estarás destinado al fracaso. Hago esto por tu bien.

Los ojos violetas rodaron con molestia, pero no pudo evitar sonreír. Se reclinó contra el respaldo del asiento antes de tomar una de las bebidas y probarla, no tenía el mejor sabor, pero no iba a discutir con Mina. Suspiró pesadamente, echando la cabeza hacia atrás y cruzando una pierna sobre la otra mientras le entregaban una compresa fría para su herida.

Se debatió internamente por unos segundos, antes de dejar salir una respiración lenta. ¿Quién era él?, ¿por qué apareció ahora?, ¿al mismo tiempo que él?

—Mina, reproduce las noticias de hoy.

El holograma rápidamente saltó, mostrando los noticieros las imágenes en alta definición del ser que Mina había detectado antes cuando sufrió de su transformación. Se negaba a mirar, reacio a querer llegar a donde su mente lo llevaba, pero fue inevitable cuando comenzaron a entrevistar a los locales que miraron la batalla de Kenji contra el kaiju. ¿Había necesidad de ser tan crueles? Son sus primeros días a diferencia de su padre que lleva años siendo el gran héroe de la nación.

Su héroe.

Opiniones divididas, mayormente negativas que positivas. No le sentó para nada bien el cómo se expresaban sobre su trabajo temporal como héroe. No fue hecho para eso, nunca estuvo preparado para obtener el manto. Ni su madre o su padre lo entrenaron lo suficientemente como para enseñarle más allá de trucos básicos que en realidad Mina fue la encargada de mostrárselos y practicar con ellos. Solo recibió tres meses de entrenamiento agresivo del cual solo recuerda ciertas técnicas de las cientas que hay.

¿Cómo esperan que aprenda todo eso en solo tres meses? Es inhumano e injusto para él. No va a sacrificar su carrera como beisbolista solo por jugar a ser el héroe. No abandonará sus sueños fácilmente, le costó llegar ahí y se mantendrá en el trono que construyó para sí mismo. Estaba tan enojado y frustrado, su pierna rebotó mientras el ruido de la televisión disminuía hasta volverse silencio y paz mental.

SALVATORE ||Kenji Satō||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora