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—¿No crees que fue un día largo?— preguntó tomando su mochila. Hyunjin lo veía recoger todo, él estaba listo hace dos horas.

—Si con largo te refieres a pasar todo el día aquí— dijo señalando la sala con su dedo índice—, sí; fue un día largo.

Seungmin lo vió un poco molesto.

Hyunjin no lo culpaba, sabía cuán perfeccionista podía llegar a ser aquel chico, pero sabía que sobre cargarse, al punto de no poder llegar a dormir podía ser malo, mucho más para él.

Los dos salieron del lugar caminando, y listos para dirigirse hacia casa, no querían que lo de hace unos días volviera a repetirse.

Mucho menos Hyunjin, pues no se lo permitiría.

—Me refiero a que siento que los días comienzan a pasar más despacio, ¿no crees?

—Mmm— dijo pensativo—. Para mí siempre es lo mismo.

—¿En serio?— lo observó, antes de observar hacia los dos lados para cruzar la calle—. Yo siento que puedo morir de aburrimiento si sigo as-

—Por favor, no— alzó su mano, antes de que continuara con su chiste—. No más muertos, y tus chistes sobre eso, son cada vez peores.

—Bueno sí— sus labios formaron una línea—. Pero tú me entendiste.

Hyunjin asintió.

A decir verdad, los días de Seungmin sí eran cada vez más largos, pero era porque mentalmente consumía su energía ensayando para la presentación anual de su escuela.

Por eso cuando salía del salón de baile, el tiempo se le pasaba despacio al llegar a casa, llevándolo a hacer nada, y sólo consumir su espacio libre, en dormir y pensar.

Seungmin era un ser pensante en la mayoría de su tiempo.

Por su parte, para Hyunjin también se le hacía bastante aburrido, pero a él venía de ver a Seungmin hacer nada al llegar a casa.

Por eso, cuando el otro dormía, se disponía a aprender el baile. Siempre pensaba que en algún momento podría llegar a necesitarlo.

—Ya sé— se sobresaltó cuando Seungmin gritó casi al aire—. ¿Por qué no vamos a comprar algo para hacer de comer? Así pasamos un poco más de tiempo.

—Si sigues así me vas a matar de un susto— colocó su mano en su pecho, bajando el respingo.

—Y luego soy yo el de los chistes malos— se quejó—. ¿Sí o no?

—Sí, bien.

Y entonces cambiaron el rumbo, dirigiéndose al supermercado para comprar los ingredientes para su comida.

talking to the moon  ›  hyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora