Rosas blancas

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Timmy se enamoró de las plantas a una edad muy temprana. Puede remontarse a un momento muy específico de su infancia, cuando tenía diez años y había ido a un campamento de verano. Dos semanas en la naturaleza, dos semanas de belleza, dos semanas de estar completamente fuera de la red. Dos semanas de descubrir quién era realmente. Timmy recordaba haber ido de excursión con un grupo de niñas y niños desagradables (¿a quién engañaba? Era uno de ellos), pero cuando se detuvo a recoger una cáscara de nuez que parecía la nariz de un cerdo, alguien más alto que él lo atropelló por completo. Timmy siempre fue un niño bajito, era fácil que la gente lo mirara por encima e ignorara su presencia. Estaba acostumbrado a eso, más triste por haber perdido su cáscara de nuez, antes de que alguien se aclarara la garganta. La disculpa fue rápida, casi distraída, la mano que le ofrecieron era suave y prolijamente recortada. Fue entonces cuando se encontró con los ojos de Jimmy. Era alto y tenía un aspecto un poco raro, su cabeza era grande y tenía el pelo en forma de remolino. Como un cono de helado. Jimmy llevaba un cuaderno bajo el brazo, una brújula atada a su cordón y una mochila lo suficientemente grande para que Timmy pudiera subirse en ella. Estaba más que preparado para su corta caminata, mientras que todos los demás llevaban vaqueros, camisetas y zapatillas de tenis, él llevaba pantalones cortos cargo llenos hasta los dientes de suministros y botas de montaña.

—Dios mío, ¿qué estás intentando hacer? ¿Buscar un lugar para enterrar un cuerpo? —había bromeado. Jimmy le apretó la mano, puso una expresión en su rostro que Timmy no habría esperado que el nerd pusiera y le guiñó un ojo. Cuando levantó a Timmy, tenía una fuerza sorprendente detrás de su agarre, la luz del sol eligió ese momento exacto para iluminar el rostro de Jimmy. Sus ojos eran de un azul oscuro, el azul más oscuro que Timmy había visto nunca. Eran casi violetas. Estaba cautivado por ellos.

—El suelo de estos bosques es demasiado ácido. Si quieres esconder un cuerpo, tendrás más suerte si lo arrojas al lago con un bloque de cemento atado al tobillo. Mi nombre es Jimmy —Recordó haber pasado el resto de su caminata con su nuevo amigo. Engreído y arrogante, no tuvo ningún problema en mostrar su cuaderno. Hermosas ilustraciones de plantas, descripciones y nombres científicos debajo de ellas. Timmy decidió entonces que Jimmy era la persona más inteligente que había conocido.

Después de la caminata, él y Jimmy eran inseparables. El niño de once años era un genio, dibujaba diagramas científicos de los animales que veían, de las plantas, de todo. Por la noche, durante las fogatas, sus ojos bailaban con las estrellas, señalaba las constelaciones y le contaba a Timmy las historias que coincidían con ellas.

—Deberías ser astronauta —le dijo Timmy una vez.

—Ese es el plan, Narciso. —Timmy no recordaba cuándo empezó a usar ese apodo, pero le palpitaba el corazón al oírlo—. Entonces podré viajar por las estrellas. Tú podrás ser mi copiloto, si aprendes a escucharme por una vez. —Jimmy le dirigió una sonrisa sarcástica y un guiño, lo que provocó escalofríos en la columna vertebral de Timmy.

—¡Te escucho!

—Sí, claro que sí. Por eso siempre te pegan primero en el balón prisionero. — Jimmy y él eran unos auténticos horrores en lo que a juegos se refiere: detrás de todo ese conocimiento arrogante y erudito se encontraba el idiota más competitivo que había conocido. A Jimmy le habían prohibido participar en Capturar la bandera cuando golpeó a alguien por tirarle del pelo a Timmy. Timmy había luchado con uñas y dientes durante ese tiempo, y decidió sentarse al lado del joven genio mientras él tenía que sentarse en las gradas. Hablaron de flores, del espacio, el tiempo, los animales y el sentido de la vida. Fue entonces cuando ocurrió. Cuando Timmy se enamoró.

—Son Myosotis, de la familia Boraginaceae. —Jimmy recogió la pequeña flor y se la entregó a Timmy para mostrársela.

—¿Como sabes eso?

Lirios de tinta.  || Jimmy N. X Timmy T. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora