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No aparté la mirada de ella, quería ver su reacción ante tal pregunta. Muchos a veces se ríen mofandose de la pregunta en sí, pero otros se asustaban tanto que cambiaban de tema para no involucrarse ni con solo la mencion de la palabra, pero...¿qué haría ella?.

- Solo un poco, lo que la gente murmura por ahí. - dijo invitándome a dar más detalle del tema, mientras se sentaba frente a mi en la mesa queriendo escudriñar el contenido del libro.

Interesante.

-Muy bien, querida, te daré un pequeño resumen lo más simple qué me permitan las palabras.- dije preparando mi clase de vudú para principiantes. - Existen fuerzas mayores, las cuales rigen él mundo del vudú....nuestro mundo- comencé con lo más básico para su entendimiento. - Ellos son los encargados de dar y quitar, dependiendo del comportamiento de quién los busca para obtener su poder. Pero como en todo trato, nada es gratis. - un recuerdo de mi primer día después de obtener mi maldición atravesó mi mente. Más todas las penurias que tuve qué pasar para seguir vivo a pesar de lo que me había convertido. -Hay muy poca gente que explota su poder al máximo, pero entre más poder pides, más grande sería el precio a pagar, existen otros pocos qué somos más autodidactas, aprendiendo de los libros, aunque debo de admitir qué los libros omiten varios detalles.- solté una pequeña risita, mientras cerraba el libro para dejarlo reposar en la mesa.

-Entonces, ¿Tú aprendiste del vudú por eso tienes todos estos libros?.- preguntó con tanta inocencia como una pequeña niña curiosa.

-Claro, cariño. La práctica, el error y la perfección van de la mano.- dije cruzando los dedos sobre la mesa. -Pero dime, querida, ¿Qué dudas tienes? Puedo ver en tu rostro qué son más de una.- le sonreí para invitarla a preguntar más.

-No encuentro las palabras para externarme, pero comenzaré por lo más básico, ¿usas tu poder para el mal?.- solté risas tras su pregunta ya qué me parecía gracioso que apesar de tenerme a su disposición se preocupaba de mi historial criminal.

-Nunca he dañado un alma inocente, si es eso a lo que te refieres.- dije entre risitas.

-Excelente.- dijo aliviada, menos mal oculté la parte en la que a los "no tan inocentes" si les hacia él mayor daño posible.

-Querida, hasta podría ofenderme tu pregunta, pero tu dulce curiosidad me distrae de pensar así.- dije aún riendo.

-Muy bien, mi siguiente duda es, ¿para qué necesitas ese tipo de poder? Espero no sonar mal, pero.... eres atractivo.- me tomó por sorpresa que empezara a puntualizar mis cualidades que me quedé atonito viendola explotar con su verborrea sobre mí y evadiendo mirarme a los ojos, por vergüenza supongo. - más de lo necesario diría yo, tienes un buen trabajo ,con acceso a toda la información de la ciudad, tienes contacto con muchas personas importantes del condado, qué no dudó qué te deban algún favor, eres carismático, muy diestro al hablar, eres básicamente una utopía en persona.-  mi interior se convirtió en una llamarada qué revoloteaba sin cesar, ella me había examinado a fondo desde lejos en su cabeza, lo que significa que siempre estoy en su mente, "No puede vivir su día sin pensar en ti, galán" dijo pícara la voz en mi cabeza.

Nunca ha existido una chica tan obsesionada conmigo y claro que todo jugaba a mi favor gracias a mí grandioso personaje y poder qué forje a lo largo de todos los años, sabía que rendiría frutos algún día. Estaba extasiado. Ella sería mía,  para siempre, saldaria mi deuda con sus padres, podría hasta negociar eliminar mi maldición y poder crear un mejor ambiente para los dos y mantendría mi poder sin el horror qué podría causarle si llegará a tener que decirle que como personas porqué es lo único que puedo saborear en mi paladar. Aunque el placer qué me causaba su sangre al probarla me ponía la piel de gallina qué quería seguir un poco más, tan tibia y dulce deslianzo en mi boca como un buen vino, no, el mejor de todos. Mi cosecha privada y personal ilimitada.

-Todo lo que tienes.... fue gracias a eso.... ¿no es asi?.- dijo temblando un poco.

-¡Vaya! Eres más perspicaz qué el 99% de la población, linda.- dije alzando los brazos. - pero debo admitir qué mi cuerpo se enciende cada vez que tu mente se centra en mi, me parece excitante de verdad, el saber que me has estudiado a detalle me fascina a un grado inimaginable.- dije mientras me escabullia para atravesar la distancia qué nos separaba.

Con el rostro lleno de sorpresa y nerviosismo me permitió acercarme, ella tenía miedo de mi poder pero no de mí.

-¿Tienes más dudas, querida?.- pregunté como si le insitara a continuar.

-¿Q-Qué entregaste...po-por el poder?.- dijo tartamudeando, parecía temblar un poco. Mi boca hipersalivo ante su apariencia de conejo asustado y acorralado, ....tan solo una pequeña mordida... tragué la saliva antes de hablar.

-Oh cielo, algo muy sencillo y trivial, una nimiedad.- me centre en la conversación, logré calmarme y entrar en razón para continuar. Me alejé un poco y giré para darle la espalda y comenzar a dar pasos en dirección opuesta a la suya muy lentamente.

-¿Qué era?.- volvío a averiguar. Me detuve al término de su pregunta y giré un poco la cabeza para verla.

-Uno de mis sentidos, querida.- dije rosando mi dedo en la punta de mis labios.

-¿A qué te refieres?,¿tu sentido del gusto?¿La comida tiene un sabor extraño?.- dijo preocupada por mi.

-HAHAHA....no, linda. Todo tiene el sabor de nada, pero nada puede saber a todo.- dije en un juego de palabras.

-¿Y hay algo en lo que te pueda ayudar?, Podríamos buscar probar diferentes cosas... espera.... entonces...todo este tiempo cuando comías o bebías algo, ¿no lo disfrutabas en absoluto?.- dijo con mucha más preocupación qué al principió, acercándose a mi por detras hasta tomar mi brazo con sus manos en señal de consuelo.

-No debes preocuparte por eso, querida. Todo esta bajo control.- dije girando hacia ella y deslizaba mis dedos por su rostro para retirar un mechón de cabello y colocarlo detrás de su oreja.

-Pero... como podré ser una buena esposa si no puedo hacerte feliz con deliciosa comida.- dijo expresando la lastima que sentía por mi condición. -¿Y no hay forma de deshacer el trato para que te lo regresen?.- parecía genuinamente interesada por ayudarme.

-Oh mi linda y pura ________, con que seas mi esposa y estés siempre a mi lado será más que suficiente.- dije muy tranquilo mientras le dedicaba un sonrisa. - Recuerda que lo único que necesito ...es a ti.- acaricie su cuello con dos dedos de su oreja hacia abajo lentamente hasta rosar su hombro.

Quería poder tocarla mucho más allá de unas cuantas caricias, pero sabía que ella no sucumbiria ante mis deseos carnales tan fácilmente. Me dedicaba miradas furtivas desde mis ojos hasta mis labios, y claramente yo estaba imitandola. Quería poder continuar nuestro encuentro qué iniciamos en la habitación antes de venir hacia acá.

-En ese caso....- trago saliva nerviosa. - Será mejor que cerremos el trato aquí ¿no crees?.- dijo mientras elevaba una mano hasta tocar mi pecho y la deslizaba hacia abajo,acariciando mi torso y acercando sus labios a los míos.

¿Era esta su aprobación? No estaba dispuesto a contenerme más,  no creía poder lograrlo aunque lo quisiera, solo necesitaba este pequeño momento de indecisión y el lugar perfecto para nuestro acto principal. Podría escuchar sus deliciosos gemidos por toda la habitación y ver su cuerpo completamente desnudo de nuevo, uniéndose en compás con el mio en movimiento y placer. Al fin podría conseguir sentirla por completo.

Por fuera y por dentro.

La ÚltimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora