Me levanté en el orfanato cuando tenía ocho años. Llevaba un vestido blanco hasta las rodillas, como todas las chicas, y los chicos una camisa blanca con pantalón blanco, un orfanato reservado para ocasiones especiales según había escuchado. Ese lugar era un infierno total; sabía que no debía estar allí. Era una noche oscura y desde la ventana se veía la Luna. Salí de mi habitación, empecé a correr y a gritar por todo el orfanato mientras escuchaba esas voces de los niños que tanto me molestaban. Terminé cayéndome y, de algún modo u otro, estaba en la área de juegos, ya de día y embarrada en un charco , mientras esos niños se acercaban.
-¡MÍRALA, ESTÁ LLENA DE BARRO, JAJAJAJA!- se rió el primer chico, blanco y rubio, con su pandilla. El segundo tenía el pelo marrón y ojos oscuros, y el tercero era grande y gordo, con pelo negro.
-¿Qué quieres esta vez?
-Que te vayas, eres una rarita. Con tus 'poderes' se sabe por qué tu madre se deshizo de ti. ¡Nadie quiere a una abominación como tú!
-Verás que me adoptarán primero que a ti. Al menos tengo algunos modales y no me burlo de la gente cuando se siente inferior. Será mejor que te largues o verás cómo yo misma te saco de mi camino.
-¿Estás segura de que quieres hacerlo? Yo no lo haría si fuera tú. Ya tienes muchas advertencias con tus 'poderes'.
-Y no me molesta tener otra.- Lo empujé y me fui, pero me detuvo con su mano.
-¿Qué quieres? Déjame tranquila.
-No quiero.
-¡Que me sueltes!- Era evidente que me estaba intentando provocar. Me dio un dolor de cabeza y cerré los ojos. Cuando los abrí, todos estaban... ¿muertos?
-AAAA-Empecé a intentar respirar. Me di cuenta de que era un sueño y me levanté gritando. Era un recuerdo del orfanato, fue un gran trauma para mí y desearía que "The Umbrella Academy" también fuera una simple pesadilla. En un momento, me quedé paralizada recordando lo de ayer.
-Mierda, me besé con Cinco. Pero eso debió ser otro sueño, ¿no?-No estaba segura, pero se sintió tan real. -Yo y mis sueños tontos.-Salí de la habitación con el uniforme, rezando para no encontrarme ni con Cinco, Tres, ni Uno. No quería ni desayunar, pero escuché la campanita del desayuno y bajé cinco minutos después. Mi padre reclamó mi tardanza.
-Llegaste cinco minutos más tarde que tus hermanos. Hay que ser puntual, Número Ocho, no puedes ser inconsciente del tiempo que pasa.
-Lo tengo claro, papá.-Me senté y solo miraba hacia abajo, sin querer ver a ninguno a la cara. Después de comer, Cinco, Tres y Uno se me acercaron al mismo tiempo.
-¿Necesitan algo?-pregunté con ganas de correr en ese momento
-Creo que hablaré más tarde contigo-respondió Cinco.
-De acuerdo. Y ustedes dos, ¿qué quieren?
-Queremos hablar contigo para pedirte disculpas... Realmente lo sentimos,-contestó Uno.
-Sentimos mucho lo que has pasado. Así que yo también te ofrezco disculpas,-dijo Tres.
Por un momento sentí furia,era claro que no lo sentían,justo, recordé las palabras de cinco -Obviamente no lo sienten,no sienten nada de lo que pasó.-Active mi poder y hago unas masas de comida , haciendo que coman la misma cantidad a la que yo estaba obligada. Después de eso, me largo y los dejo casi al borde de querer vomitar.
Entré a mi habitación, pensando en el orfanato. -Esos niños, cómo los odio. Los odio demasiado.Siempre querían molestarme y en los ojos de número tres y uno veía su regalo en ellos;como lo odiaba -Esos pensamientos empezaron a interrumpirme mucho.
-Hey, ¿estás bien?
¡Ah!-Rompí el lápiz por accidente.Ah, sí, estoy bien. Y tú?
-No lo sé, dime tú. Vi a Luther y Alison vomitando. ¿Hiciste lo que te dije?
-Oh, sí, creo que al final puedo demostrarle que debo ser más respetada por ellos .- Me recordé de haberlo besado de repente y hablé sin pensar.
-¿Tú te acuerdas de algo de ayer?
—Am de todo —dijo con las manos cruzadas.
—¿No hice nada extraño, verdad? —pregunté.
—Desmayarte después de besarme, eso es lo más raro que hiciste —respondió Cinco antes de sentarse derecho en mi cama.
—Y pensé que era un sueño. ¡Mierda!
—¿En serio? ¿Qué rara eres? —me interrumpió.
—Cállate. Tuve un sueño extraño y pensé que eso también había sido un sueño.
—¿Qué tan extraño? —me miró con un doble sentido evidente.
—Cinco, vete a la mierda.
—¿Tanto me piensas y me sueñas para no saber qué momentos entre tú y yo son reales y cuáles falsos?
Agarré un libro y le empezé a darle varias veces varias veces.
—No me estés jodiendo, Cinco —dejé de golpearlo y dejé el libro en alguna parte de mi escritorio—. Soñé con el lugar donde crecí y realmente no sé si lo que hice en el sueño fue real. No lo sé muy bien.
—Bueno, otro acertijo que resolver, ¿no crees? Suena divertido. ¿Viajo al pasado para ver si es real?
—Que gracioso.Además, no estás listo para viajar en el tiempo a esa cantidad.
—¿Por qué dices eso? Tú también —su tono se volvió molesto—. Papá, Pogo y ahora tú. Estoy cansado de escuchar eso.
—Porque es la verdad. Tienes que entrenar para poder hacerlo así.
—Creí que tú sí me entenderías. Sabes que no quiero hablar más de esto —Cinco se marchó de mi habitación y a mí solo me tocó sentarme en mi escritorio, apoyar los codos y frotarme la cara con las manos.