Dre Parker siempre sintió que su ritmo no encajaba con el de los demás. Lo intuyó cuando descubrió su amor por la música, lo sospechó cuando era el único de piel oscura en su clase y lo afirmo en el instante donde besó a un compañero suyo en primari...
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El paso de Parker era acelerado; llegaba tarde al punto de encuentro, un bar que se encontraba en lo más recóndito de la ciudad, pero donde todos eran libres. Aquellos rechazados por la sociedad exigente y gris que caracterizaba a la gran ciudad de China, iban a aquel lugar, donde los colores ocultos podía ser explotados en su totalidad, un lugar donde él podía ser y sentir.
No era conocido por su puntualidad, eso era un hecho, pero llegar una hora tarde era demasiado, ¡Hasta para él mismo! Sus pensamientos vagaban por doquier: "¿Qué excusa pondría?", "¿Qué le diría a sus amigos?", "¿Se habrán presentado ya?", "¿Lo odiarán?". Realmente, esa noche su cabeza estaba demasiado agotada. No sentía las piernas y necesitaba descansar un poco; su respiración comenzaba a acelerarse, pero ya faltaba solo una cuadra, así que corrió con todas sus fuerzas para llegar.
Al alcanzar el bar se apoyó sobre sus rodillas, tratando de calmar su respiración. Debía hacer más ejercicio, recordó mientras respiraba aceleradamente, los pequeños suspiros de convertían en vaho, aquél invierno las temperaturas eran tan bajas qué aún no se acostumbra. Se incorporó, y con su mano izquierda limpió las pequeñas gotas de sudor que corrían por su frente. Desde afuera, la música se escuchaba, aunque no con tanta claridad; era como si estuviera distante.
Sin embargo, su corazón comenzó a palpitar con fuerza. Hoy se presentaba con su banda, la gente lo escucharía y eso le extasiaba totalmente. La música siempre fue su forma de escapé, hoy era el escape de todos aquellos qué se encontraban justo ahí; asi qué con ese pensamiento empujó la pesada puerta de madera del bar y entró en un mundo diferente.
La música retumbaba en sus oídos, envolviéndolo en un torbellino de sonidos distorsionados y ritmos vibrantes, el frio que se colaba por su cuerpo fue transformado en un calor abrazador, el calor humano y artificial de los calefactores hacian una mezcla perfecta. Las luces tenues en un color cálido, lo envolvían en un ambiente de relajación absoluta, pero aquellas blancas desviaban su total atencion hacia las grandes repisas donde se posaban todos los licores del mundo tras la barra de madera qué se extiende a lo largo del lugar en una pared del costado, con la gente sentada pidiendo tragos mientras los bartenders se mueven por aquél espació reducido, el olor del cigarrillo, era pesado, creaban una atmósfera cargada. Las personas era sombras, levemente distorsionadas, pero podia notar las extravagantes vestimentas qué cargaba la gente allí, parecían bailar al ritmo de la música. Su corazón latía con fuerza, como si estuviera a punto de desbordarse de su pecho. Era como si hubiera cruzado un umbral hacia otro mundo, un mundo donde el era parte, uno donde no era golpeado ni abusado; Era su mundo y de nadie mas.
Cada paso que daba resonaba con una especie de anticipación eléctrica, se sentía vivo, más vivo de lo que había estado en mucho tiempo, y no importara cuantas veces haya ido al mismo bar, esa sensacion de excitación y nerviosismo lo llenaban siempre que se adentraba en las multitudes diversas del lugar, iba sintiendo cómo cada mirada y cada gesto lo acogían nuevamente en este santuario de expresión desinhibida. Sus ojos se adaptaron lentamente a la penumbra, captando los rostros de los músicos en el escenario, los espectadores eran absorbidos por la atmósfera intoxicante del lugar, los brazos de aquella gente eran imparables, los cuerpos chocaban unos con otros, y mientras trataba de pasar entre aquellos reducidos espacio puede notar a sus dos amigos en una de las mesas, asi que se dirigió hacía ellos, Meiying es la primera en notarlo y levanta su mano como su forma de saludo caracteristica y Harry quien se encuentra frente a ella, nota esa accion, asi que se da vuelta mientras le da una de sus tipicas miradas asesinas; tiene que pensar una excusa lo suficientemente convecible o terminaria con la cabeza bajo tierra.
