Entre Tus Cuatro Paredes.// Lestappen // One-shot

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Max realmente no recuerda cuando conoció a Charles, tal vez con cinco o seis años; pero si recuerda cómo. En un partido de fútbol de su extra-escolar.

Ese día su padre estaba de un humor excepcional así que cuando llegaron a el campo de entrenamiento en Mónaco, Max tuvo un poco de libertad hasta que empezara el partido.

La mayoría de sus compañeros de equipo ya le tenían manía por su "poco compañerismo", así que no se sorprendió cuando la mayoría, por no decir todos, le dieron la espalda cuando intentó hablarles.

Y por eso, cuando un chico castaño, de ojos verdes (¿o eran marrones?), bajito pero que parecía de su misma edad, se acercó a preguntarle si quería practicar toques con él, quedó desconcertado, sacándole una risa al otro.

—¿Qué? ¿Tan raro es que alguien quiera jugar contigo? No me digas que eres uno de esos niños problemáticos.— Su acento parecía francés, pero teniendo en cuenta donde estaban, probablemente era monegasco.

Su expresión pasó de curiosa a asustada y a Max no le hizo mucha gracia arruinar el momento sin haber dicho una palabra.

—¿Qué? ¡No, no! El único lugar donde doy problemas reales es en el campo. Sé que no tengo cara de muchos amigos, pero es porque no hablo mucho con la gente.

El otro chico se desinfló ante sus palabras y se acercó un poco más, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Soy Charles Leclerc, ¿tú cómo te llamas?

Max se relajó al ver como Charles le hablaba con normalidad.

—Max Verstappen.— Siempre lo habían llamado "callado", pero en realidad le gustaba hablar, tanto que su padre tuvo que recordarle un par de veces que podía abrumar a alguien con tanto palabrerío.

Los ojos del otro se abrieron como platos y casi pareció que brillaban.

—¿Max Verstappen? ¿Como Mad Max? ¡Pensaba que eras un mito!

Max bajó la mirada, al parecer los otros chicos se habían encargado de propagar el apodo despectivo que utilizaban con él.

—Sí... bueno, como ves, soy de carne y hueso.

Intentó forzar una sonrisa sin mucho éxito y las siguientes palabras de Charles lo confirmaron.

—Pero no te desanimes, ¿es que te lo dicen por algo malo? Porque por lo que yo sé, te llaman así porque eres tan bueno que asusta.

Si podía sacar algo bueno del apodo, es que la gente podía interpretar cualquier cosa sobre él con esas dos pero destructivas palabras.

—En un principio, me llaman así por ser un "temerario". Por eso lo del "mad".

Charles había decidido que era buen momento para sentarse a su lado y estar a la misma altura.

—Pero aunque actúes como un loco, te sale bien, ¿no? Por eso eres tan bueno. Si algo te da buenos resultados, no dejes que lo que piense la gente te razones para dejarlo de hacer.

El rubio se encogió de hombros. Tampoco es que pudiese responder a eso.

Max diferenció la figura de su padre a la distancia, buscándolo. Se levantó con rapidez.

Ahora las tornas habían cambiado, el desconcertado era Charles.

—Me tengo que ir, mi padre me busca. ¿Nos veremos en el siguiente partido?

—Ni siquiera pienses en dudarlo. Te voy a destronar, Mad Max.

Y entonces, Max, con una última sonrisa, se alejó de Charles.