7: Olvidarse de todo

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La vida realmente es incierta, a veces hay momentos malos y momentos buenos.

Yo estoy entre ambos.

Salgo de la habitación sin hacer ningún ruido, la vergüenza me ataca en cuanto veo a dos guardias en el pasillo, les digo un escueto “Buenos días” y entro a mi habitación. Una vez dentro decido darme una ducha, ya que anoche no tenía fuerzas y dormí sin ducharme.

Una vez dentro del baño comienzo a desvestirme, me acercó al espejo para atarme el cabello y mi acto queda suspendido en cuanto veo mi cuerpo.
 

¡¿QUE MIERDA ME PASO?!

Todo mi cuerpo estaba cubierto para marcas rojas, parecía que me habían atacado mosquitos: mis pechos, mi clavícula, mi estómago, mis muslos, volteé y acerté a mi suposición, mi espalda estaba minada al igual que mi trasero y mis muslos. ¿cómo haría para ocultar eso?

Continue con mi trabajo de atarme el cabello y luego fui a ducharme, no lo podía creer, el me había hecho todo eso.

Duchada y vestida con ropa de invierno en medio calor, salgo de mi habitación.

Sentía un dolor lacerante entre mis piernas, como si me hubieran golpeado en ese lugar incontable veces, aunque…

Me adentré a su habitación sin tocar, ya que a esta hora nunca estaba en ella, cerré la puerta tras de mi para que no me molestasen, lo primero que vi fueron mis bragas, estaban en su escritorio, esta mañana no las había encontrado y tuve que salir sin ellas, fui hasta el lugar y comencé a ordenarlo.

Me acerqué a la inmensa cama y como siempre subí a ella para arreglar la sabana bien, lo hice en todos los lados hasta que quedo bien arreglada.

―Necesito barrer― dije y me acerqué a la puerta del baño mientras tarareaba una canción en ingles que no sabía ni mierda lo que decía, ingresé al baño y encontré la escoba en donde la dejo siempre, pero algo llamo mi intención, el vapor de la ducha estaba encendido, no se veía nada así que corrí la puerta y entre.

Tentado en las paredes mi mano toco la pared la cual tenía una textura muy rara, era como montículos, si no hubiera nadie juraría que era el cuerpo de un hombre, fui descendiendo hasta tocar un falo, el cual masajee para saber que era, me acerque más a él y entonces abrí los ojos como platos al darme cuenta de lo que había hecho, el Rey Drakon me miraba desde su altura con los ojos oscuros. Me separe al instante de su miembro y deje de tocarlo.

 
―Lo siento su majestad. Yo… no sabía… no sabía que usted estaba aquí y luego lo toque pensad…― sus labios callaron mis palabras y me sorprendí aún más. Devoro mis labios con los suyos estallando el calor en mí, su cuerpo desnudo frente a mí se veía esplendido.

Grite cuando agua caliente callo por mi cabeza empapando mi vestido el cual ahora pesaba cincuenta toneladas por la gran cantidad de agua que adsorbió. Sus manos ascendieron por mi espalda y desato los amarres de mi vestido cortes.

―Me gusta verte con estos vestidos―gruño― pero son difíciles de quitar.

Murmure no sé qué, y en un abrir y cerrar de ojos ya no tenía la prenda puesta, su mirada recorrió mi cuerpo y las marcas que me había hecho y, ¿sonrió? Siii, el maldito sonrió.

No pude protestar porque sus labios volvieron a devorarme y sus manos atacaron mis pechos; apretó, pellizcó y masajeo mis montículos, luego sus manos viajaron a mis glúteos y me alzo e inconscientemente lo rodee con mis piernas.

Pero que estúpida soy, pensé.

Al rodearlo con mis piernas su pene automáticamente entro a mi vagina y, dolió, dolió como nunca. No sé si lo que solté fue, un aullido, un gemido o un grito, pero algo salió de mi boca.

La Esclava Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora