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Ciudad de México, México.

Esa mañana una pequeña molestia en su mandíbula fue lo que la trajo al estado de alerta. La luz se colaba por la ventana y calaba en sus ojos. Su cuello y mandíbula dolían debido a la posición en la que había dormido y también por el estrés del día anterior. Vestía la misma ropa de ayer debido a que ni siquiera se habia molestado en ponerse pijama, noto en su escritorio que la comida y bebidas que había consumido en la noche ya no estaban. O al menos la basura. Probablemente Lauren la había recogido cuando se fue, lo cual no tenía idea a que hora había sido porque se había quedado dormida.

Tomo su móvil y sin sorpresa miro qué ya se había perdido al menos la mitad de las clases de ese día. Lo acepto con resignación y pensó en hablar con sus maestros después.

Anoche había tomado pero no lo suficiente para caer en la inconsciencia, así que como si de una ráfaga se tratara, los recuerdos de la noche anterior vinieron en cascada. Se dejo caer en la cama con su mano en la boca y sus ojos muy abiertos. Su corazón latía a toda prisa.

Especialmente cuando se dio cuenta de lo que había pasado con la ojiverde casi al final de la noche. Los labios de la ojiverde sobre los de ella, incluso todavía podía saborearlos.

Había intercambiado más de un par de besos con la ojiverde. En algún punto se habían recostado en aquella pequeña cama individual y habían explorado sus bocas sin ningún tipo de reparo. Ella había tocado la cintura de la ojiverde, había besado su mejilla cuando hacían pausas para recuperar el aire. Incluso Lauren había mordido su labio inferior cuando le pidió acceso a su lengua.

Mierda. Cada recuerdo y cada sensación eran vividas. Y ella no sabía donde meter la cabeza.

¿Lauren estaria tan tomada como para no recordarlo? Pero siendo honesta ella podía revivir cada mínimo detalle, y Lauren había bebido mucho menos que ella. Así que ya se podía dar una respuesta.

Se golpeó la frente mientras pensaba en diferentes ideas para salir a salvo de aquella situación.

Y la única que encontraba era hacer como que no recordaba nada o simplemente dejar de hablarle a Lauren. Pero lo peor es que no quería lo uno y menos lo otro.

-"Jodida, estoy jodida" Repitió como mantra mientras tocaba sus labios. Una parte de ella quería golpearse contra la pared por seguir disfrutando de la sensación de haber besado a la mujer más hermosa que hubiera conocido.

Pero había un pequeño inconveniente, Lauren era hetero, y se supone que ella también lo era, o al menos ante el mundo, y peor aun, tenia una relación con su primo.

Lo que podría complicar aun más las cosas.

Navego por su móvil hasta la aplicación de mensajería, abrio la conversación que ya tenía con Lauren y se debatio entre enviar un mensaje o no. Tal vez era una buena forma de tantear terreno.

Pero como siempre fue una cobarde y cerro la aplicación.

Mierda. Si tan solo pudiera dejar de pensar en la ojiverde.

***

Lauren observó levemente a su mejor amiga Allyson, quien llevaba unas grandes gafas cubriendo prácticamente la mitad de su rostro, y en ocasiones repetidas tomaba sus sienes. Ella le contaba de algo a lo que la hija del Presidente no podía seguir el hilo, probablemente era sobre Dante o lo mucho que bebió el día anterior. Lo cual le estaba provocando la resaca qué le hacía beber agua como si no hubiera mañana.

La ojiverde no podía olvidar lo que había pasado con Camila, si era cierto que era parte de ese especie de juego que tenía planeado, coqueterle, intercambiar un par de besos, divertitse incluso, que su padre se enterara 'casualmente' en algún punto, y que por consecuente se enfadara tanto que la pudiera enviar de regreso a Europa pero sin ningun tipo de boleto de regreso.

Tú Piel y Mi Piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora