𝟎𝟗- 𝐢 𝐰𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐡𝐚𝐯𝐞 𝐥𝐢𝐤𝐞𝐝 𝐢𝐭 𝐭𝐨 𝐛𝐞 𝐲𝐨𝐮

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La princesa camino descalza, casi corriendo hacia la puerta de su habitación

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La princesa camino descalza, casi corriendo hacia la puerta de su habitación. La abrió de golpe y observó a la mujer temblorosa con la carta en sus dedos. Una carta con un sello rojo.

¿De verdad se trataba de Aegon?, ¿el mismo idiota que la llamo muda?, si, quizá lo era, ¿pero quien se creía?.

Había pensado mucho en hacerle una carta con una lista de defectos en el, pero a el final de cuentas no lo hizo.

Toda esperanza de que la carta en realidad fuera de Aemond disfrazado de Aegon se desvaneció, sus ojos destilaron la tristeza inmediata. Ella tomó la carta con lentitud, y le agradeció con una sonrisa de labios cerrados. Antes de cerrar la puerta torpemente.

Se dirigió hacia su sofá, y se acomodó entre los cojines de este, justo enfrente de la chimenea. Suspiró suavemente, y abrió la carta.

No era más que una mera disculpa por sus insultos, y algo más tratando de cortejarla, con palabras escritas llenas de lamento, con algunas manchas de tinta negra esparcidas por la hoja. Entrecerró los ojos al leer.

Mordió su lengua, porque maldecirlo no podría, ¿como podría?, si no podía hablar.

Y no había día en el que no recordara que era muda, un defecto, el único defecto que tenía.

'Espero que puedas responderme, te extraño y lo siento, sinceramente'

No creía nada de lo que leía, arrugo la hoja antes de lanzarla al fuego. ¿El creía que era tonta?, ¿creía que se permitirá ser humillada de nuevo?, no, no lo permitirá.

Algún día se vengaría de él, le tiraría vino en la cabeza como añoraba en sus sueños. Pero ahora no podría hacer nada más que permanecer sentada, tratando de cumplir con deberes reales que se le asignaban a diario.
















Un joven de cabello plateado y ojos dignos de un targaryen miró su copa de vino, llena, no había podido tomar en caso tres días, tres días donde se dio cuenta de que vomitaría si continuaba bebiendo.

Una muchacha menor que el ingreso a la habitación, distinguida por su cabello igual de plateado y su suave sonrisa, con los colores verdes en sus prendas, llena de accesorios y rebosante de Alegría.

— ¡Aegon!— llamó esta, casi corriendo hacia el, antes de incorporarse a su lado.

— ¿Que quieres, Helaena?— preguntó el, fastidiado como a menudo lucía. No estaba cansado de su hermana, estaba cansado de estar sobrio.

— ¡Ellos están aquí!— dijo, tomando sus hombros para sacudirlo.

— ¿Ah, todos..quien?— preguntó, confundido, — ¡ya, ya, déjame, ay, ya!— exigió, y la jovencita lo soltó.

𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐃𝐈𝐄• ᵃᵉᵍᵒⁿ ᵗᵃʳᵍᵃʳʸᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora