-¡Pues que te den! ¡Maldito cabron, egocéntrico, hijo de puta! -allí estaba gritando en mitad de un parque lleno de niños -¡Que disfrutes de mi cama con la puta castaña que tienes de secretaria! ¡Ojala te pegue una enfermedad venérea!
Dos años de no...
- Oh si – Josie asistió satisfecha – deja que Finn te vea
- No es su opinión la que me interesa – Clarke rodo los ojos
- Pero no esta de mas que vea lo que perdió – Josie sonrió- y por Lexa no te preocupes, estoy segura de que serás una tentación para ella esta noche
- Vamos a cenar con los niños – Clarke frunció el ceño – no se porque te hice caso, creo que mejor me cambio
se había puesto una blusa roja manga larga que era ceñida al cuerpo, una falda lápiz negro que le llega a la rodilla y su vestimenta se completa con unos tacones negro.
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- Nada de eso, tu te quedas asi – Clarke negó con la cabeza – vas a ir a la reunión con los abogados, vas a pararte ante Finn, demostrarle la mujer que eres y después iras a cenar con tus hijos y esa maravillosa mujer que te ha invitado
- Tienes un alto concepto en Lexa – Clarke rio
- Es la cuñada perfecta, el "padre-madre" perfecta – le guiño un ojo – y la esposa perfecta
- Bien pues yo me voy a la reunión con el hombre imperfecto y tu procura tener a los niños listos para cuando mi mujer perfecta venga a buscarlos – Clarke tomo su bolso y camino hacia la salida de su casa
- ¿has dicho tu mujer perfecta? – Josie grito emocionada
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Cuando Clarke llego al edificio en donde estaba la oficina de Finn, le pareció que había pasado una eternidad desde la última vez que estuvo allí. Y en cierta forma asi era. Ahora era una mujer distinta y podía presumir de ello. Por primera vez se alegro de hacer caso a su hermana, observo su reflejo en el cristal del auto y sonrió. Aliso una arruga en su vestido, cogió su bolso y camino hacia el edificio mientras pulsaba el mando para cerrar el auto.
- Buenas tardes – saludo tranquilamente a la recepcionista y camino hasta el ascensor, pulso el botón y espero a que este se abriera
Fue consciente de la mirada sorprendida de la recepcionista sobre ella y eso la hizo sentir bien, muy bien. Las puertas se abrieron y aparecieron dos hombres vestidos de traje chaqueta, ambos la miraron de arriba abajo y sonrieron, ella les devolvió la sonrisa y después entro al ascensor al tiempo que ellos salían
¿Cuánto tiempo hacia que no la miraban como si fuera comestible?
Cuando las puertas del ascensor se abrieron en la planta en la que estaba el despacho de su marido, tomo aire tranquilizándose y puso su mejor sonrisa. Nada mas poner un pie fuera de el, todas las miradas se posaron en ella, camino con la cabeza en alto, con altanería y sobre todo con sensualidad. Llego hasta la mesa que pertenecía a la mujer que ahora ocupaba su casa y la que había sido su cama y por supuesto usaba al que fue su marido.
