•CAPÍTULO 3•

19 4 6
                                    

Adela se asomó a la ventana con cuidado y vio algo que no se esperaba.

- ¡LO SIENTO MUCHO! -Gritó Darío desde el jardín.

Adela miro hacia abajo para verle mejor. Estaba impactada. No sabía que decir. Pero finalmente le contestó.

- ¿Qué has lanzado a mi ventana?

- Una piedra.

-¿UNA PIEDRA? ¿PERO ESTÁS LOCO?

- Es que pensé que esa era la habitación de Olivia.

A Adela se le abrieron los ojos como dos ollas enormes.

-¿Buscabas a Olivia? ¿Para que?

- Pues... No sé... Bueno, ¿puedes llamarla?

- Así que tiras una piedra a mi ventana, piensas que soy Olivia y después de que casi me de un infarto del susto pretendes que llame a mi hermana. ¿No? Pues buena suerte.

Adela se apartó de la ventana. Pero no por mucho tiempo ya que otro grito la obligó a volver.

- ¡¡ESPERAA!! Ya me has dicho que tú hermana se llama Olivia. Pero noe has dicho el tuyo.

- Tampoco te lo pienso decir.

-Trabajo para tu familia. Tendré que saber algo de tí, ¿no?

- ¿Pero a tí no te interesaba mi hermana?

Darío sacó una sonrisa pícara que hizo que Adela se le quedará mirando unos instantes. Era himnotizante.

-¿Que está pasando? ¿A qué vienen tantos gritos? - Olivia aprecio en la ventana de al lado.

- Nada. El joven me estaba preguntando que flores quería para ese rincón del jardín.

- Es cierto. Pero todavía no me ha contestado.

- Los claveles están bien.- Dijo Adela. Era su flor favorita. Le recordaba a su abuela ya muerta. Ella le tejió una manta con un montón de claveles y en el centro el nombre de la chica. La guardó desde que se la regaló en uno de sus cumpleaños.

- Que pesada eres con esas flores. Son horribles. Mejor pon margaritas.- Dijo Olivia dirigiéndose al jardinero.

- No discutáis por eso. Pondré las dos. Claveles y margaritas.

Olivia no paraba de sonreir a Darío. Estaba obsesionada. Como las otras cinco veces anteriores que se obsesionó con un chico. Era interminable.

- ¡Oye Darío!- Gritó Olivia. - ¿Me enseñas como las plantas? Es que me gustaría aprender. Además está habitación es muy aburrida. No quiero desperdiciar mi primer día en esta casa dentro de ese apestoso cuarto.

Darío asintió levemente con la cabeza mientras sonreía. Olivia se fue corriendo.

Adela notó como el corazón se le encogía poco a poco. Darío había sido el primer chico con el que hablaba y no se sentía insegura. Pero como siempre, Olivia llegaba a estropearlo todo. Veía a Darío cavando mientras hablaba con su hermana y se preguntaba si algún día ella podría estar en su lugar. Hablar más abiertamente con desconocidos, ser más extrovertida... Si solo hubiese dicho" os acompaño" o "voy con vosotros" todo habría cambiado. Pero sin embargo se encontraba de observadora.

Empezó a sentir una rabia terrible por dentro. "¿Y por qué no cambiar mi personalidad?" Salió corriendo de su habitación y empezó a bajar las escaleras casi saltando. Pero algo la detuvo. Se encontró cara a cara con alguien que no se esperaba.

- ¿A dónde vas tan rápido hija?

- Iba al jardín, madre. Quería tomar el ai...-Su madre la cortó.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 23 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Solo Un Simple Jardinero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora