Capítulo 4 - Me pongo al día

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Querido diario:
    He perdido la noción del tiempo, no sé que día es y cada vez hay menos alimento del que tomé en esa cabaña. Black mantiene una actitud positiva, supongo porque nació aquí, pero admito que cada vez más me deprimo. Black me guió hacia un gran bosque, en el cual llamó a su madre para conocerla. Supe que tuvo un hermano gemelo y que logró  salir de aquí. Eso me alegró muchísimo.
    La zona en la que Black vive tiene un suelo fértil, las semillas vuelan con el viento, lo cual posibilitará la agricultura. En cuestión del ganado, no hay animales a kilómetros a la redonda. Pienso que algo anteriormente sucedió...
   Recorrí junto a Black la zona y sólo hay cadáveres de animales. Pero noté algo, a lo lejos se veía una especie de casa del árbol. Black tenía miedo, así que fuí yo sola. Esa casa no era de madera, a pesar de estar sobre un árbol; se veía acogedora. No me iba a quedar de brazos cruzados y entré cuando antes. No era pequeña, pero tampoco grande. La casa la encontré muy organizada, como si alguien viviera ahí. Pensaba que había sido abandonada. A los pocos segundos entró un niño, parecía de mi edad. Mi primera reacción fue gritar.

- ¡Ah! Lo siento, me asustaste.
- No era mi intención, soy Alan.
- Permíteme presentarme, soy Thadia. Mucho gusto. - lo digo mientras alzo mi mano para saludar.
- Vale. ¿Qué haces en mi hogar?
- ¿Vives aquí? Lo siento, no quería entrar, solo...
- No importa. Al menos no soy el único ser que vive aquí.
- ¿Estás sólo? No lo sabía. Supuse que si estabas tú, lo estaba alguien más. Y dime, ¿desde cuando estás aquí?
- Desde el 25 de enero de 1994.
- ¿¡En serio!? ¿Cómo es eso posible?
- Aquí no envejeces, así que tendría más o menos cuarenta años. Hoy es 7 de abril de 2024.
- ¡Valla! El tiempo pasa volando. Recuerdo que entré aquí el 15 de marzo.
- Te entiendo. Me és algo difícil hacer cuentas, pero lo logro gracias a esto. - habló mientras presentaba un viejo calendario - He estado haciendo cuentas durante todo este tiempo y no he logrado salir.
- Oye, tengo una idea, que tal si nos unimos para buscar algo de alimento.
- Está bien. Una pregunta, ¿tienes a un guardián?
- ¿Un qué?
- Un guardián, sabes, un pequeñito animal que te sigue a todas partes. Ellos nacen aquí y nunca salen, porque temen ser capturados por los humanos.

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