Capítulo II: South Park

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Un joven de cabello oscuro se encontraba en medio de una feroz batalla virtual contra un jugador asiático, quien llevaba la delantera en la partida. Un pelirrojo, que hasta hace poco había mirado a su mejor amigo con reproche, ahora lo animaba desde una cama de sábanas azules. Aquella tarde, que originalmente se había destinado al estudio, se transformó en una de videojuegos. Kyle, que en un principio se había mostrado reacio, terminó cediendo al ver a Stan a punto de ganarle a un formidable oponente en Mario Kart.

La tensión en el cuarto creció cuando los dos karts llegaron a la meta al mismo tiempo. Durante unos breves segundos, el silencio fue absoluto, hasta que la pantalla mostró el resultado: "StanLegend" había ganado. Una explosión de alegría inundó el cuarto. Kyle no dudó en correr hacia su amigo y abrazarlo, emocionado. Para dos preadolescentes como ellos, vencer a un jugador asiático en un videojuego era una hazaña histórica.

—¡Gané, Kyle, gané! —exclamó Stan con euforia, abrazando a su amigo y saltando junto a él—. ¡Le gané a un asiático!

—¡No puedo creerlo, amigo! ¡Eso fue increíble! —respondió Kyle, igual de emocionado y orgulloso—. Mañana tienes que presumírselo a los chicos. ¡Quiero ver la cara de Kenny y Cartman cuando se enteren!

—Sí, seguro que el gordo estará furioso cuando se lo cuente —rió Stan, aún abrazando a Kyle—. ¡Será divertidísimo ver su reacción!

Ambos, agotados tras tanto saltar y gritar, se dejaron caer sobre la cama de Stan, tratando de regular su respiración. Después de unos minutos, Stan fue el primero en recomponerse. Miró de reojo a su mejor amigo, quien tenía los ojos cerrados mientras descansaba una mano sobre su pecho, intentando calmarse.

—Kyle, ¿qué crees que pasaría si algún día nos separáramos? —preguntó Stan de repente, girando su cabeza por completo para observar los ojos verdes de Kyle.

Kyle abrió los ojos, desconcertado por el cambio abrupto de tema, pero decidió responder de todas formas.

—No creo que eso ocurra —respondió con convicción, esbozando una pequeña sonrisa mientras desviaba su mirada hacia la ventana, donde la lluvia golpeaba con fuerza desde hacía media hora—. Pero si llegara a pasar, espero que sea por una buena razón. No me gustaría separarme de ti... eres mi super mejor amigo, una de las personas más importantes en mi vida —añadió, volviendo a mirar a Stan directamente, dejando que sus ojos verdes se encontraran con los azules de su amigo—. No creo que podría soportarlo.

El pelirrojo desvió la vista, avergonzado por sus propias palabras, fijando la mirada en el techo. Sin embargo, algo en el corazón de Stan se removió. Era un sentimiento extraño, uno que no lograba entender, pero que lo hizo sonreír. Casi sin pensarlo, abrazó a Kyle instintivamente. El gesto sorprendió al pelirrojo, pero respondió acariciando el cabello de Stan, sintiendo cómo su propio corazón latía con fuerza en su pecho.

Ahora, esos momentos no eran más que recuerdos llenos de tristeza y nostalgia. Aunque, en su momento, aquellos dos jóvenes los vivieron como un día común y corriente en sus vidas. A veces, Kyle se arrepentía de su pasado. Recordaba cuántas veces había jurado no separarse de Stan, y cómo, en otras ocasiones, había dejado que sus sentimientos lo dominaran, hiriéndolo. Ahora sentía vergüenza por su yo adolescente: orgulloso, terco, siempre empeñado en no perder.

Sonrió con melancolía ante aquellos recuerdos mientras veía, al fin, después de un largo trayecto por la carretera, un frondoso bosque cubierto por una fina capa de nieve. El corazón de todos los adultos en el auto pareció detenerse por unos segundos al atravesarlo, hasta que, al pie de la carretera, apareció un cartel gigante con las palabras: "Bienvenidos a South Park. A 650 kilómetros más adelante."

Odio a papá (Kyman - Style - Bunny)Where stories live. Discover now