𝐖 | ❝ WE FOUND WONDERLAND,
YOU AND I GOT LOST IN IT
AND WE PRETENDED IT
COULD LAST FOREVER ❞
En donde los cuatro hermanos Pevensie regresan a Narnia, donde han transcurrido mil trescientos años. Durante su ausenci...
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SE PODRÍA DECIR QUE AVERLYN AÚN NO HABÍA DESPERTADO POR COMPLETO. QUE estaba en aquella fase entre la vigilia y el sueño. Eso explicaría la razón por la cual la chica, aún media dormida, logró identificar la voz de su hermano y otras dos que se le hacían desconocidas. Se sentía tan cómoda y tranquila en el lugar donde se encontraba que, intentando volver a dormir, no se acordó en lo absoluto de todo lo que había pasado en las últimas horas.
El simple hecho de reconocer la voz de Caspian fue lo que le bastó para saber que se encontraba a salvo. Eso, y que el lugar se sentía cálido, con un olor a madera y hierbas reconfortante.
Sin embargo, cuando ya estaba volviendo a conciliar el sueño, sintió el desliz de un pedazo de tela húmeda y tibia sobre su frente. Sus cejas se fruncieron inconscientemente ante el tacto, y poco a poco, comenzó a parpadear para adecuar su visión al nuevo panorama. Lo primero que vio fue unos brazos largos, negros y peludos, y lo siguiente que identificó fue a un tejón más grande de lo normal parado a su costado.
Ni bien asimiló la imagen, Averlyn soltó un grito por el susto y de manera automática pateó al animal por el pecho, haciéndolo chocar contra la pared detrás suyo y que el tazón con agua tibia que sostenía caiga al suelo y se rompa en cinco pedazos. La chica se sentó sobre la cama y se movió hacia el extremo más alejado posible, observando con horror y estupefacción a la criatura.
—¡Hey! Lyn, está bien. Tranquila.
Los ojos verdes de Averlyn se posaron en Caspian, quien acababa de entrar a la especie de habitación y ayudaba al tejón a ponerse de pie. La chica se dio cuenta que en la otra estancia, lo que parecía ser un comedor pequeño, estaba sentado el mismo hombre canoso que horas atrás la dejó inconsciente.
—Son amigos. Él es Buscatrufas —continuó diciendo su hermano—. Y quien está sentado afuera es Nikabrik.
—Era mi tazón favorito —se lamentó el animal, para la gran sorpresa de Averlyn.
—¿Puedes... puedes hablar? —preguntó la muchacha, sin poder despegar sus ojos del tal Buscatrufas, quien soltó un suspiro de cansancio.
—Ya pasé por esto con tu hermano —se limitó a decir él, negando ligeramente con su cabeza mientras recogía los pedazos de porcelana del suelo.
—Son narnianos, Lyn. Narnianos auténticos —explicó Caspian con cierto entusiasmo—. Las leyendas eran ciertas.
La mirada de Averlyn volvió a posarse sobre el hombre que permanecía sentado en el comedor de madera. No lucía para nada amigable, y parecía que no estaba contento con la presencia de ambos.
