Capitulo 2

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Cuando las palabras del chófer cesaron, recuperé el control de mi cuerpo, me sentía como haber despertado de un sueño, estaba sentada dentro de aquel autobús, cunado volví en mi recordé que el chófer me había dicho que bajara, al parecer yo era la única que se quedaba en esa parada, cuando bajé me encontraba en un campo silvestre lleno de forestación por todos lados, se podía oír la melodiosa voz de los pájaros y la brisa que se respiraba era tan pura que parecía ser el lugar más limpio de la tierra. El autobús que me había traído se marchó y solo después de eso me di cuenta de que al lado de este había otro autobús que parecía estar descompuesto. Solo después de volver a mirar a mi alrededor me di cuenta de que había una persona allí parada, no la había visto, era una mujer muy singular, mientras se acercaba hacia mi pude notar mejor sus rasgos. Ella tenía la piel blanca, el pelo rojo como el fuego, y sus ojos eran verdes muy oscuros, tanto que parecían marrones, era alta y vestía unas ropas que parecía ser que estaba en invierno, era una sudadera amarilla como el topacio con un chaleco marrón que traía un gorro y algunos bordes estaban adornados con terciopelo, lucía unos pantalones verdes olivo largos hasta llegar a sus botas marrones. Cuando estuvo frente a mi habló.

???: ¡Hola! Tú debes de ser Atzin. Yo soy Robin, la carpintera local. El alcalde Lewis me ha pedido que te enseñe el camino a tu nuevo hogar. Te espera allí, arreglándolo todo para tu llegada. La granja está aquí al lado sígueme

Vale, era muy carismática y sonriente esta Robin, me agrada. Pero tengo muchas preguntas ¿Porque ese Lewis me suena, quién es el que me trajo aquí, que tipo de maldición es la que tiene este lugar, ¡y porque rayos tenía que ser el juego con el que todos menos yo están obsesionados!?.
Llegamos a la granja y Robin me presentó el lugar.

Robin: Esta es la granja Diamante.

Cuando mire alrededor casi me da un ataque, se veía que había estado abandonada por años, estaba llena de árboles, matojos, piedra y varios troncos en el suelo, ¿¡y que se supone que iba a hacer yo aquí!?. Ni hablar de la casa, se veía en buen estado y no estaba tan mal, se podría decir que era lo mejor que estaba de esa granja, pero igual estaba muy pequeña y se veía vieja. Parece que Robin notó mi expresión porque me preguntó.

Robin: ¿Que ocurre?.

Luego miró la granja y se dió cuenta.

Robin: Es verdad, está un poco descuidada, ¡pero hay tierra de calidad debajo de todo este caos!.

Eso espero.

Robin: Con un poco de dedicación, lo habrás despejado todo en un abrir y cerrar de ojos.

Si ésta mujer supiera que ordeno mi habitación una vez al mes. Luego Robin esbozó una sonrisa y me dijo.

Robin: Y aquí está tu nuevo hogar.

Sus palabras por algún extraño motivo, me dieron miedo. Ambas volteamos a mirar la casa y como por arte de magia de ésta salió un hombre ya anciano, se le notaban las canas. El hombre era blanco de ojos cafés, su cabello como el bigote que tenía se les podía ver ya canosos, pero parecía que su pelo había sido negro, una boina cubría la parte superior de su cabeza marrón también, traía una camisa de mangas largas color verde como la foresta del valle y de su cuello bajaba una corbata amarilla como el oro, traía unos pantalones de tirantes como los que predominaban a principio de los siglos XX, color cacao, que se extendían hasta sus zapatos negros tradicionales, se veía serio pero también muy amable, me miró y dijo.

???: ¡Hombre, la nueva incorporación del pueblo! ¡Te doy la bienvenida! Soy Lewis el alcalde de Pueblo Pelícano.

¿Pueblo Pelícano? Ok ese nombre es gracioso, pero no podía ser descortés.

Stardew Valley "La maldición de la sirena"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora