Capítulo Siete: provocación

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Junio, 2030.

Sin importar la edad que tuviera, Florencia seguiría siendo la más competitiva entre sus amigos, seguida de Martina. Como en todas sus reuniones, terminaron jugando algunos juegos de mesas y, por iniciativa de Milagros, quien perdía la ronda tendría que hacer un reto. Así que, la chispa en cada una de las argentinas brillaba por el desafío y qué mejor que jugar al UNO. Hubo muchas puteadas de por medio, gritos y risas que inundaron el departamento de Martina y Lisandro, pues hacía cuatro meses que habían comenzado a vivir juntos.

Y, para la sorpresa de nadie, la idea de convivir fue después de que la entrerriana escuchara por parte de su roomie que Julián le propuso de mudarse juntos. Era su tercer aniversario como pareja y Florencia recibió una sorpresa por parte de su novio, luego de llevarla a cenar, con la posibilidad de dar el paso siguiente y convivir en un mismo ambiente. Ella, algo nerviosa, pero demasiado feliz, le pidió de pensarlo, pues primero quería hablar con Martina, ya que sentía que si aceptaba la dejaría en banda. 

Por lo que, al llegar a su casa, lo primero que hizo fue dirigirse al cuarto de la colorada y contarle la noticia de su posible mudanza. Martina casi la cagó a palo porque, si bien para ella significaba un gran cambio, su amor por su amiga y su felicidad eran más grandes. Le dijo que hiciera lo que quisiera, que respetaría su decisión y que estaría muy feliz por ambos. Al día siguiente, hablando con su novio tranquilamente, le dió la noticia de que ambos iban a comenzar a vivir en el departamento de Julián. 

Y para Lisandro fue automático, saber que Julián hizo aquel paso, fue como aumentar aún más sus fuerzas de hacer la misma pregunta que en bastante tiempo no pudo hacer. 

Vivamos juntos ―soltó casi sin pensarlo y Martina lo miró con las cejas alzadas, casi sin creerse lo que acababa de escuchar. 

Tuvo que pensarlo bastante, porque vivir con su amiga era una cosa y vivir con Lisandro era otra cosa muy distinta. Se había quedado algunos días con él, y viceversa, pero esa vez sería para siempre (fuera lo que ese siempre significara). Lo habló con sus amigas, lo habló con ella misma y al final del día le dió su respuesta a Lisandro. 

Como verán, él obtuvo otro "sí".

Volviendo al grupete más querido, Florencia terminó perdiendo contra Oriana, quejándose como siempre y pidiendo una revancha, pero las reglas no eran así y, haciendo una ronda con las ganadoras, ella tuvo que esperar a que le dijeran que debía hacer.

Y así terminó en su hogar, horas más tarde. Indecisa de lo que debía hacer, pero ella no daba marcha atrás una vez empezaba. Perdió, así que debía aceptar las consecuencias. Lo que más vergüenza le daba es que sus amigas dijeron que debía grabar todo, no es como si no le creyeran, pero sería mucho más divertido ver las reacciones.

En resumen, ella debía provocar a su pareja y dejarlo con ganas. Estaba segura que Evelyn cobró venganza de la vez en la que ella le retó a algo similar.

Estaba en la habitación que compartían, buscando el lugar perfecto para esconder su teléfono, sabiendo que su novio llegaría en unos minutos luego de recibir su mensaje que ya salía del entrenamiento. Sus nervios crecían mientras se miraba al espejo de cuerpo completo viendo su atuendo. Aunque afuera en la calles hacía muchísimo frío, dentro del departamento estaba tan cálido que no sentía nada de frío con unos shorts cortos negros. También llevaba una de las viejas camisetas de Julián cuando jugaba en River, no le quedaba súper holgada, pero se notaba que era un par de tallas más grandes de las que ella usaba, llegaba a cubrir apenas el short, por lo que apenas se estira o se agacha, se lograba ver.

Sentía sus cachetes rojos por lo que estaba apunto de hacer, aunque no sería la primera vez en ser vista así por su novio, nunca lo había hecho tan apropósito.

𝐂𝐀𝐌𝐏𝐄𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐌𝐔𝐍𝐃𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora