Basada levemente en la película de ᴛʜᴇ ʀᴇsɪᴅᴇɴᴛ, Carlos tiene una obsesión con el monegasco que lo lleva hacer actos de locura.
Charles confía en el luego de su divorcio con Alex.
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Capítulo 1: The resident
Charles caminaba rápidamente por las calles de Monte─Carlo, agradecía enormemente que el ambiente estuviera cálido y que ya casi llegara a su destino, había pasado todo el día de edificio en edificio, ya que, o el departamento en definitiva no le gustaba o había una falla, hizo un mohín cuando se detuvo en la entrada de un imponente edificio, mordió ligeramente sus labios viendo bien el diario entre sus manos, preguntándose si era la dirección correcta, pestañeo un par de veces al ver que sí lo era y algo inseguro entró al edificio.
──¿Hola?──¿ preguntó ligeramente impresionado por el gran espacio que tenía la recepción, sin embargo, no había nadie para recibirlo, así que decidido, se fue directamente al antiguo ascensor para subir al piso donde estaba la habitación que se le era ofrecida, una vez llegó, después de salir del ascensor, miro curioso a su alrededor, viendo la puerta de la habitación que tenía que ver, ligeramente abierta, con paso curioso avanzó hasta entrar.
──¿Hola?──volvió a preguntar, escuchando el sonido de una cierra eléctrica, camino por él lugar hasta llegar al punto de dónde provenía él sonido, encontrándose con un hombre cortando unos palos de madera
── ¡Hola!── exclamó llamando la atención del desconocido──busco al arrendatario de este lugar──le dijo con una sonrisa.
El hombre delante del monegasco se veía ligeramente más maduro que el castaño, tenía la barba corta y los cabellos algo largos de color negro, su mirada marronácea se pasea por la figura del menor.
──Hola soy Carlos, el arrendatario── una sonrisa de medio lado se posa en los labios del azabache, Charles hace una ligera mueca de impresión.
──Charles, Charles Leclerc── responde observando el lugar──vengo por el anuncio de que se arrienda un departamento.
──Pues... aún no está listo, pero lo tienes aquí en frente──le responde el azabache con una sonrisa.
──Oh, vaya──mira la gran habitación──viendo el lugar, lamento haberlo molestado, pero mi presupuesto no alcanza── explicó con la sonrisa ligeramente nerviosa, dándose la media vuelta para irse.
──Son 380── dijo Carlos, deteniendo el paso del menor.
──¿Euros?──pregunta el castaño.
──Dólares──le responde el español, riendo ligeramente, Charles abre un poco la boca.
──¿No estás bromeando?── murmura con una sonrisa y Carlos ríe otro poco, moviendo su cabeza en una clara negación.──¿Habrá un bar nocturno abajo, verdad?
──Nop, de hecho hay cosas que tienes que saber── le dijo acercándose a él──habrá ruido a causa de la remodelación que hago, también──hace una mueca mientras invita al menor a un ligero paseo por el lugar.
