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Pooh se había retirado de la casa de Michael, pues justo llegaba su novio Topten del trabajo y supuestamente debía atender a su cansado y ocupada pareja.

Para su suerte, pudo recibir el "consejo personal" de Michael para hacer caer a Pavel bajó las sábanas tal como él quería. Solo esperaba que pudiera funcionar porque no estaba dispuesto a pasar por otra vergüenza con él tailandes mayor, o en el peor de los casos que lo rechace crudamente.

El solo recordar la escena del día de ayer en el parque con ese algodón de azúcar le ponía los pelos de punta, tanto por la pena que se sentía por él mismo con el hecho de pensar de forma descarada en que ese dulce podría ser algo más en la boca de su adorable novio.

- Amor... - Pavel volteó con una sonrisa y el leve movimiento de sus labios al saborear el algodón dentro de su boca. Pooh tragó en seco al posar sus ojos en aquella zona.

La calentura realmente le estaba afectando, pues una corriente le recorrió la espina al darse cuenta de que sus pantalones comenzaban a sofocarlo más de lo normal.

- Si, dulzura, dime - incitó él mayor cuando el dulce terminó por esfumarse de su boca.

Pooh con los pocos sentidos en la tierra y casi consumido por el deseo, soltó la petición más descarada y poco conveniente.

- Me gustaría que dejes a un lado ese algodón de azúcar y atiendas la erección que cargo debajo de estos pantalones.

La sonrisa del rostro de pavel desapareció y en un su lugar una clara expresión de incomodidad se hizo notoria así como el característico sonrojo en esta. Las palabras sin pudor alguno que soltó su novio fueron tan inesperadas, pero lo suficientes para llenarlo de vergüenza.

Muy pronto pooh se daría cuenta de lo vulgar que había sonado y como su novio estaba hirviendo en rojo de la pena.

- En qué cabeza se me ocurrió decirle esa mierda - se dijo a sí mismo metiendo la llave en la chapa para abrir la puerta.

Entrando así a su hogar.

Candyfloss [Poohpavel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora