𝙿𝚕𝚎𝚊𝚜𝚎, 𝚍𝚘𝚗'𝚝 𝚕𝚘𝚘𝚔

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Los combates habían sido elegidos y fueron completados con éxito, con la sola excepción de la desaparición de Mizi después de la quinta ronda.
Ivan había tomado una decisión: protegería a Till pasara lo que pasara. Nunca se perdonaría si por su culpa aquel chico muriera.

Sexta ronda

Ivan y Till ahora eran rivales.

El espacio oscuro con pequeños cuerpos celestes y radiantes a la vista en él era hermoso para cualquiera.

Ambos participantes fueron elevados al escenario, siendo contemplados por los alienígenas y mascotas de estos.

La interminable lluvia estaba combinada con repetidos relámpagos, cayendo e iluminando el escenario más de lo que ya estaba.

Till fue el primero en cantar.

Permíteme, hasta la punta de tus dedos...

Su lánguido tono combinado con el instrumental provocaba una especie de melancolía y escalofríos en quienes lo escuchaban. La canción era más lenta y diligente que la primer canción de Till, así que su voz en un tono y base diferente fue sorprendente y bien recibida.

Permíteme, hasta la punta de tus pies...

Siguió sin cambios hasta el coro, donde subió su tono y el desconsuelo pasó a ser el sentimiento dominante en el ambiente.

En lo que pasaba su parte, Ivan tomaba el micrófono indiferente, en espera para comenzar a cantar.

Incluso si tus frías palabras...

Las frases que soltaba sonaban decididas y con la seguridad de su ronda pasada, como si supiese que ganaría. Los alienígenas a su favor estaban entusiasmados por ver otro 90 de puntuación.

Tallan cicatrices bajo mis ojos...

Así como Till, Ivan siguió en el mismo tono hasta el coro, donde, al subir la voz, se notaba un poco de ansiedad en ella; como si estuviese esperando algo. Sin embargo, su tono fue un poco más bajo que el de su contrincante.

Al son de esta canción...

El pelinegro volteó a su derecha, mirando al ojiazul. No pareció dudar mientras tiraba el micrófono a un lado y caminaba audazmente hacia su acompañante.

Una vez lo tuvo en frente, su expresión seguía siendo el mismo rostro gélido del principio, pero sus ojos tenían un rojizo brillar diferente a las veces pasadas.

Acaba de cometer una gran y egoísta acción. Había puesto sus manos sobre las mejillas ajenas y besado con brusquedad a Till, a pesar de que éste deseaba alejarse con todas sus fuerzas, pero fue en vano. En el momento adecuado, parecía ser que la lluvia y relámpagos empezaron a caer con mayor agresividad, haciendo ver todo como un espectáculo programado. La audiencia estaba rígida ante la imagen frente a sus ojos. Al terminar, Ivan dejó un suave y pequeño beso en sus labios, para continuar bajó con rapidez sus manos para tomarlo del cuello como si quisiera ahorcarlo mas ésta no era su intención principal.

Creía que la agresividad era la única manera para lograr perder y que, a su vez, Till le guardara rencor para evitar que se sintiera culpable por su muerte. Pudo haberlo intentado estrangular desde el principio, pero el impulso le había ganado y fue que se permitió ser egoísta, cuyo único pensamiento era que moriría después de su acción.

En lo que hacía presión en el cuello contrario, el ardor en su sistema digestivo se hizo presente. No quería que las flores de hicieran presentes en este momento, pero era inevitable. A su vez, sentía que los guardias se acercaban a ellos, o, más específico, detrás de él.

Su corazón latía con rapidez, amenazando con salir de su pecho. La adrenalina lo mantenía inquieto en cuerpo y mente, su vista se volvía borrosa y tosía frenéticamente, pero no soltaba a Till. De su boca salían pétalos y flores de colores púrpura manchados por la minúscula cascada de sangre que salía de su boca, al percatarse, el enfermo no pudo evitar soltar un par de silenciosas lágrimas.

Finalmente los guardias se posicionaron a su espalda y apuntaron sus armas. Seis disparos, todos directo a la espalda del pelinegro. Sentía que sus fuerzas y temperatura lo abandonaban lentamente. Soltó a su contrincante, quien, al ya no sentir las frías manos sobre su cuello y escuchar las armas de fuego, volteó a verlo con desesperación. No deseaba que lo viese en esa situación, pero era ineludible. Con ironía pensaba que, de tantos años de amistad, escogió ese momento para mirarlo.

Ivan había tratado de tocar por última vez la mejilla del contrario, pero su fuerza había acabado. Estaba cayendo. Antes de cerrar sus ojos le regaló una última sonrisa a su amado. El sentimiento que reinaba su cabeza era el arrepentimiento. Arrepentimiento por haberse enamorado. En este y cualquier otro universo desearía simplemente haberse hecho mejor amigo de Till, sin causarle ningún tipo de daño. Solo quería verlo feliz, pero parece que en este momento podría hacer de todo menos eso. Incluso ahora le hizo daño al besarlo.

Till había quedado en shock, mirando silenciosamente el cadáver de quien consideraba su mejor amigo en un charco de sangre con rastros de flores violetas a su alrededor. Con una sonrisa así en su rostro cualquiera pensaría que murió tranquilamente, hasta que vieran lo que en la sangre yacía.

Sabía lo que significaban esas flores, no era tonto, pero verlo por primera vez y que la víctima de esa enfermedad haya sido su mejor amigo lo tenía preocupado y arrepentido por no haberse dado cuenta antes del incidente. Pero, aunque se hubiese dado cuenta, lamentaba que no podría hacer algo para mejorar ni evitar este final.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por los guardias que se acercaban y se llevaban el cuerpo. Volteando hacia arriba, la luminosa pantalla que marcaba el final del encuentro ahora le era irritante.

[Till gana]
[89] [70]

If I wasn't in love with you [IvanTill]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora