La muerte resultó no ser el final de camino para nuestra protagonista, ahora en un mundo nuevo lleno de poderes y una eminente guerra en el futuro, decide ignorar las trabas del destino he evitar la trama, pero la trama no se escapa de ella y al par...
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La comida es horrible, al menos la mía, según la cocinera cuyo nombre no le tome ninguna importancia por el hambre debo de comer lo que me prepare esa mujer disque mi madre por motivos de que todavía estoy mal por la pérdida de sangre.
Miré mi plato de hígado, hice una mueca de disgusto a ver el hígado casi medio cocer, no sé si es normal o no, pero estoy acostumbrada que mi comida este bien cocinada, esto todavía está vivo.
Pero mi padre me enseñó a comer de todo así que...
—Buen provecho... —clavé el tenedor y lentamente acerque la cuchara a mi boca, entonces me detuve y la aleje, saque mi lengua imaginariamente.
Suspiré, esto se sentía como cuando aprendí a tomar pastillas.
«¡Vamos papá no hizo una cobarde!».
Y sin piedad me metí el tenedor, con todo mi esfuerzo no saboree y mastique rápido, trague como una bala y de inmediato fui por el vaso con agua, creo que hice esta acción varias veces hasta acabar el hígado y por último saboree el arroz para quitarme el poco sabor que se quedó en mi lengua, era amargo y gelatinoso.
Parecía a medicina y extrañamente... sabía a medicina...
La chica miró su plato ahora vacío, había muchas cosas raras en el lugar en solo un día que estuvo allí, aunque el principal problema era su supuesta madre, los niños tampoco se quedaban atrás, siempre mirándola como si fuera lo peor del mundo.
También no ha tenido de nuevo ese sueño, anoche durmió como muerta ya que se encontraba agotada física y mentalmente, después de salir de la oficina resultó que estuvo una hora allí lo que a ella le pareció una eternidad, de inmediato fue a comer su desayuno ya que: "Barriga llena, corazón contento". Pero una cuidadora le dijo que descansara en la enfermería, decidió hacerle caso y a poco tiempo llegó la señorita Hirone que le trajo su comida y muchos cuadernos.
Le explicó brevemente que era la tarea que te faltaba enviar, no podías tomarlo en serio por la cara tan normal que te mostró como si la tarea fuera lo mejor del mundo, en caso que cuando se fue ella te dejó los cuadernos, la comida y te dio ánimos (como si sirvieran) y se marchó, así como llegó.
Como eras mentalmente mayor te resultaría pan comido, ¿no? ¿Qué le enseñarían a una niña de casi tres años? ¿Escribir su nombre en plastilina?
