Capítulo 2

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Pasados algunos días de haberle dado finalmente la carta al pelilargo, Hibari volvió al Furin una vez más

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Pasados algunos días de haberle dado finalmente la carta al pelilargo, Hibari volvió al Furin una vez más. Había pasado por delante en varias ocasiones pero aquel día fue diferente. Aquel día, a unos metros de llegar a la entrada, pudo ver una alta silueta que parecía el guardián de la misma institución.

Rápidamente pudo darse cuenta de que se trataba de Sugishita quien se encontraba allí parado con la espalda apoyada en la pared, inmóvil e impasible como siempre lucía el joven.

Hibari se pensó seriamente si acercarse o no, pues por una parte aún seguía muerta de la vergüenza pero por la otra la curiosidad la estaba matando. En sí, la joven ya iba con la idea en mente de preguntarle a Sugishita por su opinión respecto a la carta, pero en cuanto le vio en la lejanía toda la seguridad que había acumulado comenzó a desvanecerse por culpa de los nervios que la situación le ocasionaba.

Sin darse cuenta sus piernas dejaron de responder haciendo que la joven se parase en seco en cuanto él le dirigió una mirada. Sugishita alzó su mano, no mucho, a modo de saludo y ella se quedó aún más petrificada que antes.

El pelilargo la observó frunciendo lentamente su ceño en un gesto de extrañeza al verla ahí parada sin hacer nada, bajó la mano lentamente y terminó despegando la espalda de la pared.

Tras aquel saludo, Hibari supuso que Sugishita pretendía que ella se acercase, aunque no estaba demasiado segura aún así, así que alzó su mano imitando el gesto del joven segundos antes saludándole así.

Hibari comenzó a andar nuevamente dirigiéndose de forma tímida hacia él quien la observaba y esperaba pacientemente, pero para sorpresa de la joven en cuanto llegó hasta el pelilargo éste echó a andar hacia el interior del Furin.

Perpleja, Hibari le miró con los ojos como platos, era incapaz de descifrar su escaso lenguaje corporal y el hecho de que fuese un chico tan silencioso no hacía las cosas más fáciles precisamente.

Sugishita se giró a unos metros de ella y, aún sin mediar palabra, le hizo un gesto con la cabeza indicándole que le siguiese al interior del edificio, ahora sí. Por lo que Hibari, sin pensarlo dos veces, echó a andar aligerando un poco su paso para lograr alcanzarle sin saber exactamente a dónde se dirigían.

Desde las ventanas del primer piso algunos pares de ojos observaban con curiosidad aquella extraña escena.

—¿Se puede saber cómo éste tío ha ligado? —gruñó Sakura en un murmullo— Si solo sabe gruñir y tirar cosas.

—¿Celoso? —añadió Suo con su característica sonrisa dibujada en los labios.

Sakura comenzó a balbucear poniéndose rojo como un tomate mientras que Nirei apuntaba cosas sin parar en su libreta. Lo único que detuvo al pecoso durante unos instantes fue una pregunta que cruzó su mente repentinamente.

—Por cierto —interrumpió Nirei los sonidos que Sakura emitía intentando recobrar la capacidad de hablar—, ¿dónde van esos dos?

Suo y Sakura se miraron encogiéndose de hombros y después dirigieron su mirada a Umemiya quien también los acompañaba.

The Silent Boy {Sugishita Kyōtaro x OC}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora