Human Toys (Yeongyu, SooTae, Heehoon, Nomin, Hyunlix y Chanlix)

The One With Daddy (Yeongyu)

ERA UN HOMBRE DE MUY POCAS PALABRAS, Yeonjun nunca había pensado en hacerle un cumplido a alguien. Ni por su apariencia ni por su intelecto. Realmente nunca se le había pasado por la cabeza hacer algo así hasta...

Hasta Beomgyu.

El calor irradiaba justo encima de la superficie de la piscina antes de que su hijo Kai corriera hacia esta, y diera un salto mortal antes de sumergirse en el agua. ¡Splash! Era el último verano antes de que él y sus amigos se dirigieran a la universidad. ¿Extrañaría a los chicos que usaban su piscina hasta que el sol se ocultaba? No tanto. Sin embargo, había ciertas cosas que extrañaría. Como...

—¡MIERDA! —Yeonjun se apartó de la isla de la cocina y se miró a sí mismo, con los brazos abiertos, mientras la bebida gaseosa que había servido caía al suelo de madera. Yeonjun no se había dado cuenta de cuánto tiempo permaneció su mirada fija en el amigo de Kai, Beomgyu, hasta que sintió el líquido helado goteando del mostrador. Excelente.

Desde su divorcio, Yeonjun había estado fuera de juego y se encontraba soñando despierto con mucha más frecuencia de lo habitual.

Soñaba con cosas que nunca deberían pasar por su mente. Como el cuerpo perfecto de Beomgyu.

Yeonjun siseó en voz baja antes de soltar la botella de refresco y girarse hacia el fregadero para coger un paño de cocina.

Las puertas de vidrio que daban al jardín estaban abiertas y mientras mojaba la toalla para limpiar el piso y el costado de la isla, escuchó pasos que se acercaban.

Yeonjun se dio la vuelta, apretando con fuerza la toalla húmeda cuando vio quién era.

Era Beomgyu. Las gotas de agua resplandecían en su pecho y cuello, y una brillante sonrisa adornaba su rostro. Oh, Dios.

—¡Hey! Mmm, oh, ¿derramaste algo? —Sus ojos color miel se fijaron en Yeonjun, y apoyó sus grandes manos sobre la isla de la cocina entre ellos.

Con el torso desnudo, Beomgyu presionó las palmas de las manos sobre el mostrador y se puso de puntillas para alcanzar la altura de Yeonjun. Yeonjun se estremeció por dentro. Conocía al chico desde que se mudó a Estados Unidos con su familia hace algunos años.

—Err, sí, la maldita Coca-Cola se derramó sobre mí —Yeonjun finalmente logró recomponerse; poco a poco las palabras salieron de su garganta seca. Había intentado no mirar a Beomgyu.

Había intentado decirse a sí mismo que lo que sentía no era atracción, sino que simplemente admiraba el cuerpo de otro hombre.

Pero, joder, el chico era hermoso.

Casi con picardía, Beomgyu le sonrió. Su pecho era ancho, sus pectorales y sus bíceps eran tan gruesos que Yeonjun podía distinguir algunas de las venas que resaltaban debajo de su piel.

Su mirada se detuvo un poco más de lo debido.

—¿Necesitas ayuda para limpiar eso?

Yeonjun regresó a la realidad y sacudió la cabeza.

—Nop, ¿necesitas algo, Beomgyu? —Ante eso, se agachó detrás de la isla de la cocina para limpiar la sustancia pegajosa, apoyando su frente contra la madera fría para tratar de conectarse a tierra. Afortunadamente, de esa manera tampoco podía ver más a Beomgyu. Mataba dos pájaros de un tiro.

—¿Tienes cerveza? —El chico, de apenas diecinueve años, dio la vuelta a la isla y Yeonjun evitó mirarlo. Pero no pudo evitarlo. Sus muslos y pantorrillas musculosas eran difíciles de ignorar. Y su paquete, perfectamente envuelto por su ajustado bañador, sí, eso tampoco podía ser pasado por alto.