The One With The Jock (Heehoon)

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—SUNGHOON, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ?

La mirada de Sunghoon se dirigió hacia la voz áspera que venía desde atrás de él, con la punta de su dedo presionó las gafas de montura roja más cerca de sus ojos grises. Un hombre corpulento, y de piel oscura, salió de una pequeña oficina en la parte trasera del gimnasio, con una bolsa de lona en la mano y los bíceps abultados por el peso de lo que había dentro.

—Estoy buscando mi mochila —murmuró Sunghoon con desdén, mientras volvía a mirar detrás de las colchonetas de lucha libre. La última vez que uno de los deportistas le robó la mochila, la encontró escondida detrás de esas colchonetas.

El profesor cruzó los brazos sobre su pecho y frunció los labios. Eso era algo que ocurría aproximadamente dos veces por semana, y había un cansancio familiar en toda la situación.

—Hace unos treinta minutos vi a Mingi correr hacia el vestuario, riéndose como un idiota —dijo, sacudiendo la cabeza—. Si fuera tú, comprobaría allí.

—Gracias, entrenador Baxter —Sunghoon suspiró, sacudiendo su desordenado cabello castaño para retirarlo de su cara. Observó al profesor salir del gimnasio antes de dirigirse al fondo del salón, deslizando sus manos en los bolsillos de sus jeans.

Sus zapatos rasparon el suelo con un fuerte chirrido que le hizo rechinar los dientes. Era como si el piso del gimnasio estuviera tratando de gritar su nombre, anunciando su presencia. Lo odiaba.

A Sunghoon le molestaba todo lo relacionado con esa parte de la escuela.

Los suelos muy pulidos. Las paredes pintadas del mismo tono de verde que una sopa de guisantes. Las fotos de lo varios campeonatos que había ganado su escuela que estaban colgadas por todas las paredes. Tampoco le gustaba el leve olor a sudor almizclado que parecía adherirse a todas las superficies. Todo eso le trajo a la memoria los miserables recuerdos de los dos semestres que le exigieron que tomara la clase de Educación Física. Recordó las innumerables veces que había terminado cayéndose sobre ese piso chirriante por culpa del duro hombro de un tipo más grande que él, sus gafas deslizándose por el suelo. Pensar en eso lo hizo estremecerse.

Sunghoon abrió la puerta del vestuario y se mordió el labio inferior mientras miraba a su alrededor. No vio a nadie, pero sí escuchó el sonido de una de las duchas al abrirse. Iba a entrar y salir de inmediato. Sería tan rápido y silencioso como un ratón.

No quería que uno de los deportistas lo pillara desprevenido. Lo último que necesitaba era que lo acorralaran y lo llamaran maricón.

Especialmente sin el entrenador Baxter cerca para evitar que progresara más allá de los insultos y se convierta en algo más físico. Lo único que quería era su mochila para poder ir a casa y hacer su tarea.

Apresuradamente, Sunghoon examinó el área de los casilleros. Vio zapatos, un teléfono celular olvidado, una botella de agua de color rosa brillante y un montón de cosas que no eran su mochila.

Con una mueca, se arrodilló en el frío suelo de cemento y miró debajo de los bancos, con las gafas colocadas precariamente en la punta de la nariz.

Dejó escapar un suave gruñido mientras se sentaba y colocaba sus manos sobre sus muslos.

El sonido de chanclas mojadas golpeando el duro suelo llamó su atención. Todo su cuerpo se tensó. Se convirtió en un ratón atrapado por un gato asesino. Odió la forma en que su corazón empezó a latir con fuerza, y un miedo primario surgía en él. Tenía que huir o luchar, pero en su posición vulnerable en el suelo, dudaba que pudiera levantarse lo suficientemente rápido. Sus ojos se dirigieron hacia el ruido y se fijaron en un par de pies con chanclas azules, de pie en un charco de agua que crecía rápidamente.

Human Toys (Yeongyu, SooTae, Heehoon, Nomin, Hyunlix y Chanlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora