CUATRO

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Cuarta parte: Causas y consecuencias

Eran las cinco de la mañana, no había dormido nada y por mucho que intento, no lo logró. Cada vez que cerraba sus ojos las imágenes de Ivan lleno de sangre regresaban y lo hacían retorcerse en la cama. No sabía como debía sentirse justo ahora, su padre estaba muerto, su "secuestrador" lo había matado, pero gracias a eso ahora era un poco más "libre".

¿La muerte de una persona podía ser justa si te da algo a cambio? Tal vez así era como pensaban los asesinos, criminales o aquellos que escapan de su abusador. Tal vez eso era lo que tendría que pensar para sentirse mejor, así que es lo que haría a partir de ahora, pensaría que su padre se lo merecía y que gracias a eso, él sería feliz. Deseaba con todas sus fuerzas que así fuera.

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Ivan no llegó aquella noche, ni a la mañana siguiente; en todo ese lapso Sua lo cuidó, cuando sus piernas no pudieron levantarse apenas salió de coche, cuando tuvo miedo de abrir la puerta de la habitación del motel, ella lo ayudó sin preguntarle nada. Sua era realmente tranquila y era extremadamente parecida a Ivan, eran como la versión del genero contrario, pero algo diferente a la vez y aunque Ivan solía ser más extrovertido, si lo pensaba,  ambos tenían esa aura de misterio y odio.

Ella se quedo en uno de los sillones toda la noche, mirando su teléfono y a veces mirándolo a él, lo único que preguntó fue su nombre y de qué conocía a Ivan. Y dado que el último no le dijo nada de mentir sobre su nombre, el fue completamente sincero. Aquella mañana, lo llevó afuera del motel donde se encontraba un restaurante a pocos metros, así que no tuvo que forzar a sus pies a moverse y la comida le ayudo a distraerse; después regresaron al motel, solo para que Sua volviera a salir por un par de hora y después volver con unos discos para ver películas y audífonos para escuchar música, así como más comida y un libro con el que se entretuvo mientras tanto.

Pasando un poco el medio día Ivan apareció de repente, lucía aterrador, su mirada estaba mucho más sombría que de costumbre, ya no estaba la juguetona que solía tener cuando lo miraba; tanto Sua como Ivan salieron por un poco más de media hora a algún lado y volvieron un poco antes de que marcarán las cuatro de la tarde, ninguno lucía contento o dispuesto a explicarle algo.

Sua se fue unos pocos minutos después y lo despidió con una leve inclinación de cabeza, entonces ambos quedaron solos. Ivan no decía nada, pero parecía ansioso y el tampoco tenía la más mínima idea de qué debería de decir. Cuando Ivan notó la situación, lo tomó de la muñeca y salieron, donde se sentaron en la acera frente al pequeño cuarto de motel.

- Lo siento... - Till sintió incomodidad una parte de suya lo entendía pero otra no, solo sabía que no era el mejor lugar para hablar, sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Ivan le impidió hablar – Estabas en una situación de debilidad, me aproveché de eso y tomé la decisión respecto a mi propio criterio.

- Yo te lo permití no hay nada de que disculparse – junto sus manos sobre sus piernas, como si de alguna manera pudiera calmarse – salí del carro poco después que tú, te seguí y me quede afuera del departamento... si realmente quería que viviera, te hubiera detenido.

Pero escuchó todo en su lugar, no hubo gritos, pero si mucho movimiento que le daba una idea suficiente de qué había pasado en aquel departamento. Al inicio lo siguió por preocupación, tenía miedo de que sus vecinos se alarmaran por el ruido o que trataran de entrar, pero cuando estuvo afuera y apenas escucho un grito ahogado un sentimiento extraño recorrió desde su pecho hasta su columna. Lo comprendió, quería que muriera, esa era la verdad. Llevaba tanto tiempo pensándolo que aceptarlo era abrumador. Las incontables veces que pensó en terminar con la vida de ambos eran difíciles de contar con dos manos, cuando se levantaba y lo veía en el piso, casi ahogado con su propia saliva y vomitó, lo dejaba ahí con la idea de que muriera lentamente.

Cannibal - IvanTill (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora