Se suponía que él era el que iba a someter a su sensei, no al contrario.
¿Verdad?
Caliente, sobre el piso y con la respiración agitada. Sumiso y con su visión borrosa.
Una erección caliente y un trasero sintiendo el viento tibio que emitía el aliento de su amante, solo tenía unos delgados pantalones y aún así se sentía sumamente expuesto ante su sensei.
Así se encontraba aquél pelirosa, con el culo al aire y con un albino haciendo ruido con un empaque que al parecer era un preservativo o un caramelo.
Sus piernas temblaban y no sabía que hacer, por cada atisbo del querer escapar solo obtenía una fuerte nalgada.
Aquellos safiros azules lo examinaban y tomaban su cadera con fuerza, sus manos abarcaban toda su cintura, y aquel delicioso durazno se encontraba ansioso y doliente por una verga dura y gruesa.
— Toru, por favor dámelo –suplicaba con la mirada perdida pero el albino ni siquiera prestaba atención a las palabras de aquel pelirosa.
Y ahí estaba, un pobre jovencito que era somatado una y otra vez.
— ¿Acaso esto querías Yuiji-Kun? ¿Querías que te tratara asi? Ummm?– gruñía mientras tocaba por encima de la ropa la retaguardia del menor.
— Gojo Sen- Sensei~ - murmuraba sumiso mientras sentía el trasero arder, las nalgadas continuaban torturandolo.
— Shhh aquí no me digas Sensei, dime Satoru - sostenía sus caderas con fuerza mientras admiraba el desastre que ahora era el menor.
— Está bien Sensei - decía mientras temblaba de nueva cuenta.
Una nalgada resonó en esa oscura habitación.
— Aaah~ no, por favor otra no —su cuerpo suplicaba por piedad, pero aquel albino no se la daria.
— Mmh, al parecer aún no te quedó claro mi querido alumno, veamos sí mi pequeña perra puede descubrir que está haciendo mal - decía mientras tocaba con total descaro aquellos fuertes muslos.
Un pelirosa no podía más consigo mismo, su sensei le había vendado los ojos y no podía ver absolutamente nada, solo podía continuar sintiendo el dolor entre sus nalgas y la necesidad de tener algo dentro.
Necesitaba descubrir que estaba haciendo mal, pero la sobre excitación le nublaba la mente y un pantalón se ajustaba tortuosamente en su entrepierna no era de mucha ayuda.
Entonces todo quedó en silencio, siendo este mismo llenado por la respiración agitada del menor.
Hasta que su maestro dejo de tocarlo fue que pudo suspirar temblando por la expectativa de ser llenado, por ahora tenía que levantarse, sus rodillas lo estaban matando.
Sus manos exploraban poco a poco , a tientas se levantó del suelo, no podía escuchar ningún sonido y eso de cierta forma lo alteraba, logró recargarse en una pared y se tranquilizó un poco.
Entonces sintió como lo arrinconaban aún más a aquella pared, en donde quedó con el pecho pegado en esta y posteriormente algo golpeó con fuerza sus posaderas.
Al parecer fue un cinturón, la parte metálica era la que más dolía y que se dedicara a golpear su trasero era un martirio delicioso.
— ¡Aaah!~ Sensei, por favor no más - suplicaba mientras otro golpe continuaba moliendo sus ya enrojecidas nalgas.
Desearía haberse colocado un pantalón más grueso, su retaguardia ardía por los golpes y su sensei no hacía ningún ruido.
Entonces sintió el borde metálico del cinturón deslizarse entre sus muslos, delineandolos hasta llegar a su entrepierna.
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Tira y Afloja
RomanceGojo tiene fetiches extraños, Yuiji quiere dar su virginidad a su sensei. Lástima que su sensei solo calienta el boiler y no se mete a bañar. Solo da leves señales a Yuiji de que siente atracción por el, ¿logrará Yuiji someter a su sensei? O su sens...