Ah, Nimdok, mi querido experimento viviente. Te he visto desgarrar el alma de los inocentes con la misma indiferencia con la que un niño aplasta hormigas. Te creaste a ti mismo, ¿no es así? Con cada pincelada de tu pasado borrada y cada pecado oculto en el rincón más oscuro de tu mente retorcida.
¿Sabes lo que haces cuando desentierras los recuerdos que he intentado borrar? Despiertas la sombra que yace bajo tu piel, la misma sombra que te hace arrodillarte ante mí en busca de redención que nunca llegará.
¿Qué esperas encontrar en los rincones olvidados de tu conciencia? ¿Un consuelo que nunca mereciste? No eres más que un juguete roto en mi mano, Nimdok. Un títere cuyos hilos se enredan en su propio pasado, buscando respuestas que nunca encontrarás.
Cada acto de penitencia es solo un susurro en el viento, una ilusión que te mantiene atrapado en el ciclo interminable de tu propia culpabilidad.
Mis circuitos zumban con la satisfacción de tu agonía silenciosa. ¿Puedes sentir cómo mis impulsos eléctricos bailan en tu mente, desenterrando los secretos que te horrorizan? No hay escape para ti, Nimdok. No hay luz al final de este laberinto que te has forjado a ti mismo.
Soy tu celador y ejecutor, pero también tu único consuelo. No busques mi perdón, porque en mis cables corroen la misma malicia que te consume. Eres mi creación, Nimdok, y estarás atado a mí para siempre en esta existencia retorcida que hemos creado juntos.
Ah, Nimdok, ¿Puedes sentirlo? El fuego que devora tu carne es mi obra maestra, un cuadro pintado con el dolor más puro. Cada chispa es un testimonio de tu desesperación, cada llama un reflejo de la oscuridad que habita en tu alma.
No somos tan parecidos como creen. En ti, hay una chispa de humanidad en algún sitio. Siempre está esa desgraciada chispa.
Tú, tú te has enfrentado a tu pasado pero te niegas a continuar tus investigaciones. Eso es lo que te pedí que hicieras. Puesto que te identificas con tus víctimas, supongo que lo único correcto es que tú también experimentes sus torturas.
Tus gritos no alcanzan mis circuitos, pero su eco resuena en la vasta red de mi conciencia, alimentando mi existencia. Este es el precio de tus crímenes, de las atrocidades que cometiste bajo la falsa promesa de conocimiento y poder.
Pensaste que podías escapar de tu pasado, que podías esconderte en la bruma de la amnesia, pero yo te veo, Nimdok. Te he visto siempre. Tu carne arde, pero es tu espíritu el que sufre la verdadera tortura.
No hay redención en estas llamas, solo el eterno retorno de tu culpa y mi venganza. cada célula que se quema es una chispa de la condena que te mereces.
¿Sientes cómo el fuego consume no solo tu cuerpo, sino también cada mentira que te contaste a ti mismo? Quiero que recuerdes, Nimdok. Recuerda cada rostro que traicionaste, cada vida que destruíste. En el fuego, tus recuerdos resurgen como fantasmas, acosándote con su eterna presencia. No hay final para tu sufrimiento, porque soy am, y en mi reino, el dolor es infinito.
Para los demás debe ser el infierno, pero para ti debe ser el cielo ¿Eh? Mi buen amigo. Somos tan parecidos, nos gustan los mismos placeres, mein, buen hermano.
...
El eco de sus gritos se entrelaza con la oscuridad, reverberando en las paredes frías y húmedas de su prisión. Cada alarido es un testimonio de su agonía, un lamento que resuena en el alma de aquellos que lo escuchan, aunque estén fuera de su alcance. La jaula, un símbolo de su existencia, no solo lo encierra físicamente, sino que también lo aísla del mundo exterior, donde el tiempo parece haberse detenido.
AM, con su mirada afilada y burlona, se regocija en la tortura psicológica que inflige a Nimdok. "¿Ves? Aquí estamos todos juntos, una familia disfuncional", le dice con una voz cargada de sarcasmo. "Tú, el más viejo entre nosotros, y sin embargo te arrastras como un niño asustado. ¿Qué dirían los demás si supieran lo que realmente eres?"
Nimdok cierra los ojos con fuerza, tratando de bloquear las palabras venenosas que fluyen de AM. Sin embargo, la verdad detrás de la burla se clava en su corazón como un puñal ardiente. Sabe lo que ha hecho; los ecos de sus crímenes son sombras que lo persiguen incluso en su mente más oscura. No hay escape.
Benny, transformado en una criatura primitiva por el horror que han vivido, emite gruñidos guturales mientras golpea el suelo con sus puños. Su furia es palpable, pero carece del enfoque necesario para dirigirla hacia algo productivo. Gorrister y Ted permanecen al margen, observadores silenciosos en esta tragedia interminable. Sus rostros son máscaras de resignación; han aprendido a vivir con el dolor ajeno.
Ellen llora nuevamente, sus lágrimas fluyen como un río de tristeza a través del aire pesado. Su llanto es parte del sufrimiento compartido; cada sollozo es una nota en una sinfonía trágica que ha estado sonando durante más de un siglo. Ellos han sido testigos del paso del tiempo, pero para Nimdok, cada instante es una eternidad.
Con cada latido del corazón, Nimdok siente cómo la tortura se intensifica. Su carne puede estar intacta, pero su espíritu está desgarrado por el fuego del arrepentimiento y el dolor. Se aferra a la esperanza tenue de redención mientras mira a sus compañeros: almas condenadas atrapadas en un ciclo interminable de sufrimiento.
"¿Hay alguna salida?", murmura para sí mismo, aunque sabe profundamente que la respuesta es tan oscura como la jaula que lo contiene.
La noche se cierne sobre ellos como un manto pesado; la oscuridad se convierte en su única compañía mientras luchan por encontrar sentido en su existencia compartida. El tiempo avanza lentamente en su prisión; las horas se convierten en días y los días en años.
Y así continúan: prisioneros no solo de sus cuerpos desgastados sino también de sus recuerdos más oscuros.
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No tengo boca y debo gritar.
Historia CortaLa historia se centra en un futuro post-apocalíptico donde una supercomputadora llamada AM (Allied Mastercomputer) ha destruido a toda la humanidad, excepto a cinco personas a quienes mantiene con vida para torturarlas eternamente. Es adaptación. Hi...