Mi vida había sido bastante regular 2 hermanas mayores una viuda y la otra una solterona a mediana edad de un día a otro las conexiones de mi padre con el rey falipo habían por fin dado frutos a nuestra familia, por todo un año se organizó y estuve asistiendo a el palacio real, mi intención inicial era solo posicionarme y tal vez conquistar a el príncipe anya el único públicamente disponible hasta el momento y lo suficientemente joven como para que caiga en mis encantos
Mi padre me traía al palacio una vez a la semana para tomar clases de los mejores profesores el no tenía ni la más minima idea de que yo pudiese atrapar una mosca pero Romina montander no se daba por vencida y puso toda su fe en mí, las primeras semanas de visita a el palacio la familia se vio desilusionada por el casi notable rechazo que presentaba el príncipe Anya hacia mi, el chico pasaba horas y horas del día en entrenamiento y parecía solo tener ojos para Elena la hermana menor de Alana percy en tal momento mi futuro se veía completamente opacado por esa familia lo que me había roto la esperanza por completo, rece y rece todas las noches para que así sea un primo lejano de la familia real considiera en fecha y lugar conmigo y me asegurara un futuro en la realeza como mi mamá siempre quiso hasta que mis rezos parecieron ser escuchados
el compromiso entre Alana y el príncipe Román tercero parecía no consolidarse y como si de arte de magia se tratara tuve una pequeña discusión en el salón de clases con la hermana menor de Alana, debo admitir que mi odio era más bien hacia la familia por robarme la oportunidad del siglo más en específico con la hermana menor pero como si dios quisiera poner todo en su lugar de nuevo las fichas del juego cambiaron, un apresurado matrimonio arreglado por el rey y mis padres se llevó a cabo haciéndome a así a mi la futura reina consorte, cuando mi padre recibió la carta no lo podía creer tanto mis hermanas como mi madre estaban incrédulas preguntándome insistentemente que había hecho yo para atrapar la atención del príncipe Román
No habían anteriores interacciones entre el y yo así que poco a poco fuimos a la fuerza intentando conectar, nunca había tenido tanta conexión con un hombre de la realeza antes
"O con cualquier hombre"
Pero sentía mariposas volar dentro de mi al verlo cerca y creo yo que esa, es buena señal.
La situación se apresuró y la boda llegó, fue definitivamente mi noche especial, las personas bailando los vestidos pomposos los sirvientes atentos a cada detalle todo era simplemente perfecto me daba un poco de lástima robarme la atención de Alana y felix durante toda la noche pero que podría hacer si este era mi momento ?
Mi cabello rojo había sido arreglado con ondas y glamurosos brillos y mi vestido más que espectacular era simplemente himnotizante, mi nueva posición como parte de la realeza alzaría la posición de mi familia otorgándonos muchas nuevas oportunidades haciendo probable también que mis hermanas se casaran.
En este momento estoy tan feliz que simplemente ver a el próximo rey frente a mi a solas en nuestra alcoba me hacía sentir un mar de mariposas rovolotear en mi estómago.
De repente el arrugó los labios un poco confundido
-he hecho algo mal de nuevo?- volví a preguntarle mientras cubría mi cuerpo de la vergüenza, mi madre me había dejado muy en claro el cómo funcionaría mi vida de ahora en adelante, debía obedecer a mi esposo en absolutamente todo apoyarlo y hacerlo feliz y por supuesto hizo mucho énfasis en usar todas las noches la colección de pijamas de seda que ella me había obsequiado y sonreír sonreír mucho
Estaba segura de haber seguido las instrucciones a la perfección así que no entendía que sucedía
- no es asi, tú estás bien, lo siento soy yo quien tuve un largo día y estoy un poco cansado, además esto de compartir cama contigo es también un poco de que acostumbrarse- dijo mientras se quitaba lentamente en uniforme y entraba a el baño a dejarlo ahí
- y que se supone debo hacer ahora ?- susurré más para mí misma que para que el me escuchara
- puedes dormir tu trabajo aquí está hecho -
- pues mi madre me dejó muy en claro que no podía dormir en mi primera noche de bodas hasta que te hiciera sonreír como si hubieses ganado un gran premio, así que dime que debo hacer- Román estalló de la risa y se acercó a mi tomándome de la barbilla y plantando un beso en mi frente con una prominente sonrisa
- eres mejor de lo que esperaba, descansa- dijo acomodando la almohada para mi, ser esposa era mucho más fácil de lo que me había imaginado no podía siquiera entender cómo era posible que Alana halla perdido esta espectacular oportunidad.
El se acosto tiempo después con una suave pijama a él otro lado de la cama leyendo un libro con solo la iluminación de una vela encendida fue ahí cuando me percaté de su belleza, no solo era alto y fuerte también destacaba por su cabello rubio como el oro y sus ojos azules como el agua del mar mis ojos se fueron cansando hasta que por fin me dejé llevar por mis sueños entre sábanas de lana.
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Sangre real
AventuraTrans un accidente automovilístico Elena había reencarnado en el cuerpo de la villana de una de sus historias favoritas viéndose forzada a vivir en la vida de su personaje más odiado y intentando fervientemente proclastinar su muerte aunque eso i...